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Lorenzo Cordero

La Mirada Atenta

El agua como noticia: de la sequía a la inundación

El embalse del Guadiloba casí vacío durante la sequía de 1991.

El embalse del Guadiloba casí vacío durante la sequía de 1991.

FOTOS DE LA SEQUÍA AL PELIGRO DE INUNDACIÓN. EL AGUA COMO NOTICIA.

MÁS FOTOS DE LORENZO CORDERO: LA SEQUÍA PONE AL DESCUBIERTO TESOROS ARQUEOLÓGICOS.

El agua, además de ser esencial para la vida, es noticia en Extremadura, una región en la que e se suceden períodos de  sequías y abundantes lluvias, a veces incluso excesivas, a lo largo de los años. Cuando no llueve, se secan los campos, y los extremeños lloran. Cuando llueve más de lo previsto, los ríos, arroyos y arroyuelos se convierten en brutales enemigos de los vecinos que viven en sus orillas.

Lorenzo Cordero ha tenido que ilustrar como fotorreportero para el HOY y El País la cara y la cruz de la realidad conformada por el agua. Pero como fotorreportero ha querido contar, más que fotografiar, las historias que se viven a pie de las riberas, muchas veces lejanas de los ciudadanos que sólo quieren abrir el grifo, y que salga agua potable.

A los pies del embalse del Guadiloba, la presa que abastece a la ciudad de Cáceres y sus alrededores, fue donde la Mirada Atenta descubrió los efectos de la desoladora sequía que castigó Extremadura y el sur de España entre 1991 y 1993. Los periódicos y medios de comunicación llevaban meses hablando de ella, los agricultores no hacían más que llorar sus pérdidas, y muchos pueblos tuvieron que abastecerse ya con camiones cisternas.

Pero hasta que Cordero no pisó la tierra agrietada del cauce del embalse, y lo atravesó casi de lado a lado andando por su lecho reseco, no se percató del drama. Por eso se propuso mostrar a los lectores lo que estaba ocurriendo de verdad en este embalse, sin querer exagerar la realidad, pero como advertencia de la situación tan complicada en la que se encontraba la principal fuente de miles de personas.

A partir de aquella sequía fue cuando se proyectó el trasvase del Almonte al Guadioloba, para que la situación no volviera a ser en la zona tan dramática. En la actualidad, y con el objetivo de mejorar los recursos para afrontar otro período prolongado sin lluvias, está proyectado otro trasvase desde la presa de Portaje, aunque la falta de dinero y las dificultades técnicas están retrasando su terminación.

El embalse del Guadiloba casí vacío durante la sequía de 1991.

El embalse del Guadiloba con las compuertas abiertas dejando salir agua en 1997.

En el lado opuesto de la realidad, y en el mismo lugar, Cordero vivió en 1997 una situación que también le puso muy nervioso por lo contrario, porque él es más bien de secano: la presa del Guadioloba estaba a reventar tras las abundantes lluvias,  con el agua ya casi saliéndose del cauce e inundando terrenos aledaños. La situación era tan crítica que los vigilantes del pantano no le dejaron bajar a la zona situada detrás del muro.

El agua, que salía a presión de las compuertas, ya no era el elemento ausente de la imagen, sino la misma imagen de la fuerza ingobernable de la naturaleza; era un ruido atronador, una cascada imparable que se llevó esos días ganado por delante, y que amenazaba con inundar todos los campos que se encontraban aguas abajo del embalse.

Las compuertas abiertas de par en par del embalse dejaban salir toneladas de agua que se derrumbaban, feroces, sobre el cauce del río formando nubes y neblinas alrededor. Las fotografías las hizo por la mañana, pero en las imágenes captadas ese día era como si la jornada  hubiera amanecido nublada por la cantidad de gotitas diminutas que ocultaban la luz matinal. A pulso, como siempre, y con una velocidad medio-alta en su vieja cámara analógica, La Mirada Atenta cazó el espíritu indomable del Guadiloba, ansioso de liberarse de los límites construidos por el hombre para dominarlo.

A pesar de los avances hidráulicos y técnicos, el agua se sigue riendo de vez en cuando, insolente, de los humanos. Nos deja sedientos o nos aterra con su fuerza. Por el momento, y durante unos cuantos lustros, los caprichos del agua seguirán bajo la vigilancia de la Mirada Atenta.

 

 

 

Lorenzo Cordero La vida del fotorreportero, del fotoperiodista o del fotógrafo de prensa, está muchas veces condenada a un carácter subsidiario, de mero complemento, salvo que el que mire por el objetivo tenga el suficiente talento para convertir su obra no en un afluente, sino en el río principal; no en un puro acompañamiento, sino en el argumento básico de la historia. Celia Herrera Jefa de Información de HOY.es. Periodista y amante de la fotografía, a la que le encantar contar lo que ve, e indagar sobre lo que ocurre

Sobre el autor


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