Ryszard Kapuscinski, uno de los mejores reporteros del siglo pasado, decía que el periodismo “no es oficio para cínicos”. Y supongo que pensaba también en los fotoperiodistas o fotorreporteros. Un cínico difícilmente se hubiera conmovido o hubiese elegido esa perspectiva que eligió Lorenzo Cordero para reflejar el aldabonazo dramático de un accidente de tráfico: con una bicicleta en primer término y el cadáver de la víctima (cubierto con una sábana) a escasos metros mientras, al fondo, un guardia civil regula el paso de vehículos en la calzada.