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Lorenzo Cordero

La Mirada Atenta

Fotografíando naturaleza: mucha paciencia

Lobo criado en cautividad fotografiado en un centro de reproducción en Monroy (1992).

Lobo criado en cautividad fotografiado en un centro de reproducción en Monroy (1992).

La Mirada Atenta de Lorenzo Cordero ha vuelto al campo, casi a la prehistoria de su carrera profesional porque el ojo de Cordero se estrenó como reportero fotografiando grullas, mientras colaboraba en los primeros censos de estas aves que se realizaron en Extremadura a principios del decenio de los 80 con el impulso de la Junta de Extremadura y Adenex.

Aunque su vieja cámara se prendó de la naturaleza, digamos que la vida le obligó a ampliar su mirada, y aprendió a abrirse paso en la niebla de las prisas y la agenda diaria de la actualidad. Persiguió manifestantes, bullicios, penas, y momentos espectaculares. Mereció premios, hizo exposiciones, y se ganó la vida como reportero de prensa.

Y ahora, justo cuando parecía que ya le quedaban pocas cosas por fotografiar en Extremadura, ha vuelto a mirar al campo, ha recordado cómo se quedaba quieto durante horas, a veces hasta días seguidos, hasta conseguir atrapar en su objetivo a los protagonistas que, a veces, no aparecen, o no se ponen en la posición deseada, o no se están quietos lo suficiente, o simplemente no se colocan a tiro del equipo fotográfico del cazador de imágenes de naturaleza.

Durante varios meses, Cordero ha paseado por Monfragüe con su cámara sólo para darse cuenta de que apenas sabe nada de la fotografía de campo, pero que le apasiona el reto de atrapar la belleza natural de los animales que se esconden de nosotros: de los buitres leonados, listos y recelosos, de los ciervos esquivos, de los pajaritos cuyos nombres y costumbres ha aprendido sólo para poder fotografiarlos.

Acostumbrado a esperar para coger la foto, la buena foto, su paciencia es en esta tarea su mejor aliada, y la paz que le va inundando el alma, su mejor trofeo.

Un ciervo en Monfragüe alimentándose de las hojas de los árboles (2012).

Un ciervo en Monfragüe alimentándose de las hojas de los árboles (2012).

En todo este tiempo ha realizado cientos de fotografías que comparte con sus seguidores a través de las redes sociales. De las únicas de las que por ahora se siente orgulloso es la de los buitres leonados a los que fotografió comiendo las vísceras que habían abandonado unos cazadores tras una montería.

Tardó dos días en conseguir las fotos, escondido bajo una lona de camuflaje. El primer día pecó de novato, y empezó a hacer fotos nada más posarse el primer buitre. Tras el primer clic, el pájaro levantó el vuelo, temoroso, y todos los que venían con él hicieron lo mismo. El segundo día esperó a que empezaran a comer y a pelearse entre ellos para conseguir las mejores piezas. Aunque esperó y esperó, sólo consiguió dos fotos buenas.

Buitre leonado fotografiado en pleno vuelo (2012).

Buitre leonado fotografiado en pleno vuelo (2012).

Mejor le fue con los buitres cuando cogió su cámara y su objetivo de 300 F4, y se dedicó a fotografiarles en pleno vuelo. En esos momentos, cuando se trata de captar con la cámara algo que está muy bello, es cuando el fotógrafo de la naturaleza decide ahorrar para comprar un equipo mejor.

Sus fotos fueron publicadas hace unos meses en el diario HOY como un reportaje a todo color. El fruto de aquellos días de trabajo pueden verse AQUI.

 

 

 

 

 

 

 

 

Lorenzo Cordero La vida del fotorreportero, del fotoperiodista o del fotógrafo de prensa, está muchas veces condenada a un carácter subsidiario, de mero complemento, salvo que el que mire por el objetivo tenga el suficiente talento para convertir su obra no en un afluente, sino en el río principal; no en un puro acompañamiento, sino en el argumento básico de la historia. Celia Herrera Jefa de Información de HOY.es. Periodista y amante de la fotografía, a la que le encantar contar lo que ve, e indagar sobre lo que ocurre

Sobre el autor


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