Cuando no había twitter que hackear, ni teléfonos móviles con los que pillar los descuidos, la Mirada Atenta cubría todas estas lagunas con tesón y un dedo pegado a un disparador. Así regaló al mundo uno de los accidentes más graves que ha sufrido la modelo Inés Sastre con su ropa. Un poco de aire, una pamela complicada, un tirante que se mueve, y voilá, una imagen de un segundo que dio la vuelta al mundo sin que la modelo protestara. Un accidente es un accidente, y la Mirada Atenta de Lorenzo Cordero no dejó que la realidad, que al principio creyó un espejismo, le dejara pasmado.