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@TabernaMou

La Taberna de Mou

Madrid 2020: un baño de dolorosa realidad

Después del tercer fiasco olímpico consecutivo de Madrid se pueden adoptar dos actitudes: tener autocrítica, valorar lo bien hecho, censurar lo que se hizo mal y aprender de los errores cometidos; o culpar al COI de organización mafiosa calabresa, apelar a las conspiraciones y contubernios y seguir yendo de quijotes por el planeta, con una mano delante y la otra por detrás. Días después del fracaso, nos encontramos con el anecdótico café con leche elevado a la categoría de actuación del Club de la Comedia y con la constatación del triste entreguismo de la mayoría de los medios que ahora, con el partido concluido, descubren las taras de la candidatura madrileña. Esta Taberna -palabra que no es presunción ni alegría propia por el fracaso ajeno- ya documentó hace justo una semana las razones por las que Madrid no alcanzaría, de nuevo, su sueño, nuestro sueño olímpico.

Madrid no tenía ninguna opción. Ninguna, por mucho que nos duela y por mucho que nos fastidie reconocerlo. Los miembros de COI pueden, y seguramente lo son, unos vividores mafiosos, pero no son gilipollas, que es como les ha tratado la prensa de nuestro país durante las últimas semanas. Los evaluadores de las candidaturas sabían perfectamente que Madrid no contaba con las infraestructuras de las que se hablaba, que su solvencia económica estaba muy comprometida por la deuda imposible que arrastra, que el apoyo popular no era tan mayoritario como en intentos precedentes, especialmente fuera de la misma ciudad de Madrid, y que España es un país muy laxo con respecto a la lacra del dopaje, por mucho que nuestras autoridades digan lo contrario. Fuera de nuestras fronteras se nos conoce como el paraíso terrenal para el deportista tramposo y el médico sin escrúpulos, como bien acreditan los resultados de las operaciones Galgo, Puerto, ascensiones senatoriales incluidas.
Los augures de la cosa olímpica, esos sabios que nos vendieron la moto de que esta vez sí que era la definitiva, nos dijeron que la puesta en escena era lo que realmente importaba. Pues nos cubrimos de gloria. Quizá por ello la candidatura madrileña envió a Buenos Aires a la delegación más numerosa de las tres aspirantes, con el resultado de un fantástico Trending Topic de la alcaldesa de la ciudad por sus sonrojantes meteduras de pata en su presentación en inglés, por momentos por encima del nombre de Madrid2020 ¿Anecdótico? Lo dudamos. Esa era la imagen que trasladábamos a quienes tenían que decidir, o ¿creen que en el COI no leyeron la terrible portada de un periódico nacional que afirmaba que 50 de los 98 miembros habían prometido votar a Madrid? ¿Quién filtró o, peor aún, se inventó tamaña barbaridad? Un ejemplo de ignorancia o de prepotencia, según se mire, que nos ha costado caro, un nuevo ridículo y la imagen de una ciudad otra vez por los suelos del mundo.
España no cuenta para nada internacionalmente, pero tampoco hemos hecho mucho para evitarlo. Una semana en un Hotel de Singapur estuvo Tony Blair junto a Sebastian Coe hablando con todos y cada uno de los miembros de COI hasta conseguir los Juegos para Londres. Nuestro presidente de Gobierno llegó a Buenos Aires con la hora pegada y llegó a cruzarse con un representante del Comité al que casi confunde con un camarero. No tenemos peso en el exterior y nos siguen viendo desde fuera con los mismos tópicos de siempre de país poco serio y cumplidor, de siesta, bar, juerga y café con leche en la Plaza Mayor. Desde que falleciera Juan Antonio Samaranch, la capacidad de influencia española ha quedado reducida a la nada, salvo alguna honrosa excepción como el baloncesto, que tras un trabajo silencioso de mucho tiempo ha conseguido un Mundial para nuestro país el próximo año. En cuanto a las fronteras internas, invisibles pero reales, también aquí hubo quien se alegró de la derrota madrileña, por mucho que la ceguera propagandística de la mayoría de los medios se empeñara en vender una imagen de unidad un tanto ilusoria.
Madrid es una gran ciudad, con maravillosas gentes que, en otras circunstancias económicas, con otros dirigentes tanto políticos como deportivos, puede competir de igual a igual con el resto de capitales importantes del mundo. Tardará en llegar la oportunidad, pero seguro que llegará, aunque lo tengan que ver nuestros hijos. Seguro que por aquel entonces hablarán un inglés decente para no tener que escuchar de nuevo el doloroso ‘no listen the ask’. Por lo demás, no se engañen. Al COI le importan un bledo derechos humanos, infraestructuras sostenibles para el futuro de la ciudad ganadora y demás zarandajas. Money makes the World Go Round … y en España estamos más tiesos que la mojama.

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