Si comes poco pan en casa, pero te encanta pegarle un pellizco al bollo justo antes de empezar el almuerzo, aprovecha el resto para sucesivas recetas. Sólo tendrás que echarle un poco de imaginación y decidirte por hacer picatostes para cremas calientes, desmigarlo para elaborar unas típicas migas o rebanarlo para gratinar en sopas o dejarlo listo para tostadas. Córtalo de distinta manera y mételos en el congelador, donde los trozos se conservarán durante dos o tres meses. Córta el pan en dados, dóralos en aceite de oliva y utilízalos después como picatostes para ensaladas, cremas calientes o sopa de picadillo. Pártelo fino para hacer migas o en rebanadas para gratinar en sopa de cebolla o tostadas. Si prefieres una idea dulce, aprovecha las rebanadas y empápalas en leche con azúcar y canela, te saldrán unas apetitosas torrijas.