La sal sirve también para reavivar los colores de bordados que tras varios lavados hayan tomado un tono más apagado que el que tenían originalmente. Lo único que tienes que hacer es ponerlos en remojo durante un buen rato en agua salada antes de lavarlos como lo hagas normalmente. Pon cinco cucharaditas de sal por cada litro de agua que necesites. De esta manera, también acabarás con el polvo y permanecerán limpios más tiempo. Por cierto, que la sal también se ha utilizado tradicionalmente para limpiar alfombras. Todo lo que hay que hacer es cubrirla de sal gorda y dejarla así un rato. Después, pasa el aspirador y habrá quedado limpia. No hay mucho acuerdo en esto, porque hay quien asegura que se debe espolvorear sal fina sobre la alfombra y cepillarla suavemente con un cepillo de pelo flexible.