Vestir una mesa con alguna mantelería de lino blanco marca la diferencia. El problema es que al ser tan especiales, nos da pena utilizarlas y tan solo un par de veces la sacamos del cajón. Debes utilizarla al menos una vez al año para que no se estropee, porque las fibras terminarán rompiéndose si no la usas. Cuando las laves, enjuágalas primero en agua con amoníaco y después en agua salada para que conserve su blancura. Si al usarla, se derrama café sobre el mantel o las servilletas, espolvorea sal para que ésta absorba el líquido. Déjalo unos minutos, cepilla y lava el mantel con jabón para prendas delicadas. Pon también sal para manchas de fruta y frota con un trapo blanco, con movimientos circulares del interior al exterior de la mancha. Deja el mantel o servilleta en remojo en agua fría con jabón líquido y aclara con agua templada.