A estas alturas del invierno, seguro que te habrás hecho con algún par de guantes nuevos. Ahora deberás enfrentarte a su lavado. Si son de lana, lávalos en agua tibia y algún producto específico para lana. Acláralos con agua tibia y déjalos secar sobre una superficie lisa y lejos de cualquier fuente de calor. Usa agua tibia jabonosa para lavar los guantes de tejido. Acláralos varias veces y agrega varias gotas de amoniaco en el último aclarado si están muy sucios. Si los guantes son de piel lavable, póntelos y lávalos con agua tibia y un producto especial para este tipo de piel antes de quitártelos. Acláralos con agua tibia y añade una cucharada de vinagre blanco de vino en el último lavado, salvo si los guantes son blancos. Enróllalos en una toalla para quitarles el exceso de agua y ponlos a secar extendidos sobre una superficie plana.