Los ajos pueden resultar en algunas ocasiones bastante complicados de pelar, sobre todo, si son jóvenes. Hay quien recomienda introducir los ajos en un recipiente con agua templada durante una hora, aunque si tienes prisa opta por agua caliente y te bastará con diez minutos. Sin embargo, una amiga mía suele dejar los ajos en remojo toda la noche. Otra manera de desprender la piel de los ajos sin problemas consiste en meter los dientes que quieras en el congelador. Y dejarlos en él durante dos minutos. Pero si quieres rebajar el sabor de los ajos, hiérvelos. Prepara junto al fuego un recipiente con hielo para meterlos en él inmediatamente después de que los saques de la olla para que se contraigan. Así, podrás utilizarlos normalmente, aunque habrás dejado gran parte de la cantidad de vitamina C, tiamina y potasio que contienen en el agua.