¿Quién se resiste a una barbacoa veraniega? Los más devotos de este asado rito son depositarios de un secreto para enriquecer el sabor de las carnes. Todo lo que hay que hacer es quemar sobre las brasas hojas de romero, laurel o enebro mientras se va haciendo la carne. Estos le proporcionarán un aroma y un sabor bastante especial. Si lo que quieres es que las brasas permanezcan encendidas por más tiempo, echa dos puñados de sal gorda cuando el fuego esté bien vivo. Por otro lado, el remedio perfecto para evitar manchar el fondo de la barbacoa pasa por usar papel de aluminio. Antes de poner el carbón, coloca una capa de este papel en el fondo. De esta manera, además de no ensuciar demasiado el fondo, aumentará el efecto calorífico del fuego, por lo que la carne estará lista para llevar a la mesa en menos tiempo.