La primera regla para limpiar con lejía es usar siempre la ropa que tengas reservada para estar en casa. Si un imprevisto termina por salpicarte de lejía la ropa, empápala rápidamente con alcohol o con agua de colonia para evitar que desaparezca el color y la prenda quede marcada. A la hora de dejar prendas en remojo en lejía, ya sea para ropa blanca o de color, evita siempre usar recipientes de hierro, latón o cobre, que pueden estropear las prendas. A la hora de usar lejía evita siempre mezclarla con amoníaco, porque esta mezcla desprende gases altamente tóxicos. El consejo de cambiarse de ropa siempre que se vaya a entrar en contacto con lejía es extensible a las baterías de los coches. Si vas a cambiar alguna, extrema las precauciones porque su contenido puede terminar por agujerearte toda la ropa que vistas en ese momento.