Se acerca el tiempo de comer setas. Lo primero que debes hacer es asegurarte de que no sean venenosas si te las regala alguien. A la hora de prepararlas, ten en cuenta que no es recomendable dejarlas demasiado tiempo en remojo, porque se empapan y pierden sus cualidades. En el caso de que traigan mucha tierra, mételas en agua poco tiempo y sacúdelas con las láminas hacia abajo para que suelten la tierra con el agua. También puedes rasparlas en la superficie con un cuchillo o pasarles un trapo limpio. Si tienes demasiadas, son pequeñas y poco carnosas, puedes congelarlas. Sécalas primero sobre un periódico en un lugar con buena ventilación. De esta manera, se encogerán y soltarán toda la humedad antes de congelarlas. Pero si son carnosas, mejor hiérvelas primero al baño maría y mételas después en el congelador.