Las tapicerías de piel requieren una serie de cuidados para evitar su deterioro, también con los muebles es mejor prevenir que curar. Pasar el aspirador por el sofá con cierta frecuencia es la mejor manera de que la piel se mantenga en perfecto estado. Una vez que hayas terminado con el polvo acumulado, frota la piel un paño humedecido en trementina. Deja actuar el producto durante unos 20 minutos y pule la superficie de cuero ayudándote con un trapo de lana que no suelte pelusas. Es importante que elijas un trapo de lana, porque, de esta manera, conseguirás potenciar su brillo y aspecto original. Una buena manera de hidratar la piel del sofá consiste en pasarle una buena capa de la misma crema que utilices para el cuerpo, tápalo con una sábana hasta el día siguiente y pásale una gamuza para sacarle brillo. Repite la operación una vez al mes.