Los muebles lacados son ligeros y se integran bien en casi todos los ambientes. Por eso están de moda. Para limpiarlos, lo mejor es pasarles un trapo empapada en leche caliente, dejarlo actuar durante un rato y, cuando ya esté seca, sacarle brillo con otra gamuza limpia. En determinados casos, no resulta demasiado conveniente aplicar ceras o limpiamuebles a los lacados. Además de leche, puedes optar por ambientador en spray. Así, no sólo quedarán mucho más limpio sino que además, los muebles olerán muy bien. Sin embargo, la cera incolora está muy indicada para disimular los rayones y arañazos en este tipo de muebles. A continuación, frótalos con un trapo de lana. Si ninguna de estas opciones te convence, vuelve al agua jabonosa (mejor si el jabón es neutro) para que los muebles lacados queden perfectos.