El lavado de las cortinas suele ser muy pesado por las dimensiones que suelen tener. Antes de meterlas en la lavadora, asegúrate siempre de que se pueden lavar a máquina. Y si no estás demasiado seguro, mejor que recurras a la tintorería. Para los tejidos que puedas lavar a máquina, prueba con agua tibia y un detergente suave. Además, será una buena opción no cargar demasiado la lavadora para que no se arruguen en exceso. Para las cortinas que puedan perder su color, sumérgelas en vinagre blanco antes de lavarlas. Para que no destiñan, usa un programa de centrifugado corto y cuélgalas todavía húmedas. De esta manera, conseguirás que las arrugas caigan por el peso de la tela y no tendrás que plancharlas. Aunque este truco no servirá con tejidos naturales. En ellos, recuerda que la arruga demostrará que son telas naturales.