Sales de casa con el sol radiante y terminas hecho una sopa por un repentino chaparrón. Si llevabas puestas un par de botas de ante o cualquier calzado realizado en este material, no desesperes. Después de mi experiencia de este fin de semana, puedo asegurar que he dado con el remedio infalible. Deja que las botas se sequen a temperatura ambiente. Es mejor que no les acerques el secador ni las pongas delante del radiador, porque corres el riesgo de acartonarlas. Una vez que ya estén completamente secas, pásales un cepillo (no es necesario que sea de cerdas metálicas) hasta que consigas sacar los restos de polvo. Después, frótales unas toallitas de las que se usan para limpiar a los bebés. Lo mejor es que las pases por todas las botas, para que no queden diferencias entre la zona del zapato y la caña. Así, te quedarán como nuevas.