Los huevos de codornices están cada vez en más platos. Ya los puedes encontrar en muchos bares y restaurantes, así como en casi todos los estantes de supermercados. Son una buena opción para canapés: fritos sobre huevas de mujol (sucedáneo de caviar) o jamón serrano en tostadas circulares pequeñas y duros sobre pimientos morrones. Aportan un toque ‘snob’ a las ensaladas. A la hora de hervirlos, no te fíes de su reducido tamaño y déjalos el mismo tiempo que los huevos de gallina, aproximadamente diez minutos. Esto se debe a que, a pesar de ser más pequeños, se cuecen más a la vez. La complicación de estos huevos reside en pelarlos. Para ello, hazlos rodar sobre una superficie dura apretando ligeramente con la mano para resquebrajar la cáscara lo más posible. Con mucha paciencia, elimina cada pedacito de cáscara.