Si quieres que el pan llegue totalmente fresco a la hora de la cena con el mismo sabor y textura que tenía cuando lo compraste a primera hora del día, recurre al apio. Todo lo que tienes que hacer es guardar el pan dentro de la bolsa habitual, pero metiendo también en ella una rama de apio. Así, cuando llegues a casa cansado del trabajo sólo tendrás que abrir la bolsa para acompañar la cena con pan, que te sabrá como si estuviera recién hecho. Si has usado el pan duro para rallarlo, mételo en un tarro de cristal y añade un par de hojas de laurel para que no coja olor a humedad y se mantenga siempre fresco. Pero, si lo que quieres es recuperar la pieza que sobró el día anterior, salpícalo bien con agua y, después, introdúcelo en el horno caliente durante unos minutos. Y ya estará listo para comerlo como recién salido del horno.