Si te resistes a limpiar la campana extractora pero sabes que no puedes esperar más días para fregarla, prueba con un remedio fácil que se guía por la ley del mínimo esfuerzo. Todo lo que deberás hacer es poner debajo de la campana una olla con agua y zumo de limón. Deja que hierva durante un cuarto de hora. El vapor que emanará de la olla tendrá un efecto desengrasante. Deja que el vapor suba bien y, cuando el extractor esté bien empapado, apaga el fuego y límpialo rápidamente con un paño que no suelte pelusa. Después, limpia la parte exterior con un paño de algodón humedecido en agua. Para limpiar los filtros de la campana extractora, sumérgelos en agua caliente con detergente y unas gotas de amoniaco. Repite esta operación al menos una vez al mes para que la grasa no se acumule y puedas mantenerla siempre perfecta.