Los azulejos son los reyes de las cocinas y los baños, y es que es rara la casa que no cuenta con ellos en alguna de estas habitaciones. Su función aislante y protectora de paredes, así como la posibilidad de limpiarlos, algo que no podemos hacer sobre la pintura, los hace indiscutibles en estos lugares.
Aunque su limpieza es muy sencilla, no siempre los resultados acompañan. Y es que el paso del tiempo, unido a factores como la acumulación diaria de grasa o de cal dificultan en muchas ocasiones que éstos vuelvan a quedar relucientes.
Hay productos específicos en el mercado para esta tarea, pero os voy a recomendar los métodos que uso yo y que me dan buen resultado, tanto en los del baño como en los de la cocina, aunque cuando se trata de luchar contra la cal me decanto más por el vinagre y para la grasa prefiero el amoniaco.
Agua y vinagre
Vertemos agua y un buen chorro de vinagre blanco (un vaso) en un recipiente. Removemos y con la ayuda de un trozo de papel de periódico empapado en el líquido, vamos limpiando los azulejos. Finalizamos la tarea pasando un paño humedecido en agua, para retirar cualquier resto que pudiese quedar. Si los azulejos tienen acumulada mucha cal, brillarán como nuevos si los lavas con vinagre caliente. Espera un minuto a que se sequen y enseguida frótalos con un trapo limpio y suave. Te sorprenderán los resultados. También podemos limpiar los grifos y la alcachofa de la ducha. Para esta última, lo recomendable es desarmarla y dejarla en remojo con el agua y el vinagre, al menos una noche.
Aunque no lo creas, el vinagre, tiene más de 1.000 usos y casi todas las veces es más efectivo que cualquier producto comercial y mucho más barato. En algún post hablaré de este maravilloso producto que es un aliado estupendo para la limpieza del hogar.
Agua y amoniaco
Igual que el anterior, pero sustituyendo el vinagre por amoniaco. Sus resultados son muy similares, podemos elegir la versión que más nos guste. El amoniaco, otro fantástico aliado de la limpieza del hogar y del que ya escribí en una ocasión, es muy útil para los azulejos de la cocina, ya que es un magnífico desengrasante y además no deja rastro, cosa que sí ocurre con la lejía.
Jabón líquido y vinagre
Mezclar jabón líquido del que se usa para fregar, con vinagre a igual proporción. Debes agitarlo bien y usarlo instantáneamente aplicándolo con una esponja, y dejándolo por espacio de 10-15 minutos. Después quítalo con agua, también sirve como bactericida. Se le puede añadir unas gotitas de limón.
Vapor de agua
Una manera rápida y económica para limpiar los azulejos de la cocina, es poner una olla a presión llena de agua al fuego. Cerrar ventanas y puertas. El vapor que desprenderá la olla, humedecerá los azulejos y reblandecerá la grasa que hay en ellos. Luego les pasas un paño seco, y listo.
Alcohol de quemar
Limpia los azulejos con alcohol de quemar y un trapo de algodón que no deje pelusa. Quedan con un brillo increible. Hay quien mezcla alcohol de quemar y amoniaco a partes iguales, añade un chorro de detergente concentrado e incorpora medio litro de agua y frota con un trapo o con papel de periódico. Una forma rápida de limpiar los azulejos del baño es pasarles un trapo empapado en alcohol, enseguida de tomar un baño, cuando todavía tienen vapor impregnado, ya que ablanda la suciedad.
PARA MEJORAR EL BRILLO: Tengo una amiga que una vez que termina de limpiar los azulejos con cualquiera de los métodos antes indicados, les pasa un paño limpio con limpiacristales y el resultado es muy bueno. En cualquier caso, si se hacen bien las cosas, con lo anteriormente expuesto es suficiente para lograr un brillo perfecto.
PARA LAS JUNTAS
Para la perfecta limpieza y blancura de las juntas también hay una solución muy eficaz. Hay productos. Incluso hay una especie de rotuladores que pintan las juntas y las dejan blancas. Pero lo que os sugiero es mucho más sencillo, económico y podréis repetirlo siempre que queráis. Basta con coger una botella de lejía de las usadas normalmente para la limpieza doméstica y un cepillo de dientes viejo, mejor si es de cerdas de dureza media o dura. En el mismo tapón de la botella de lejía, ponemos un poco de la misma. Ahí mojamos el cepillo de dientes y vamos frotando por todas las juntas. Es buena cosa usar unos guantes de látex, ya que vamos a estar con las manos mojadas en lejía un rato. Os recomiendo aplicar primero la lejía por toda la junta para que vaya actuando y seguidamente podemos proceder a frotar un poco en los sitios donde la suciedad esté más incrustada.
CAL EN LOS ELECTRODOMÉSTICOS
No puedo resistir la tentación de daros un consejo en el que el vinagre es el protagonista. Se trata de acabar con la cal que se acumula en los electrodomésticos, como la cafetera o la plancha, un problema muy común en el hogar, sobre todo en lugares donde el agua es dura, o sea, que tiene mucha cal. Existe una solución muy sencilla, económica y al alcance de todos. Bastará preparar la cafetera como si fuésemos a hacer café…. Pero no echaremos café en el depósito, tan sólo agua con vinagre. ¿Cuánto vinagre? Pues eso es cosa de cada uno. Si la cafetera está muy atorada, que ya casi no suelta agua, podemos usar el vinagre puro, ya que no es un ácido muy fuerte. Pongamos por ejemplo, que echamos un vaso de vinagre puro. Conectamos la cafetera y dejamos que actúe el vinagre. Si se trata de una limpieza de rutina, podemos diluir ese mismo vinagre en agua y volverlo a poner en el depósito, de modo que ahora serían dos vasos. Si sigue atorada, podemos usar vinagre puro de nuevo, aunque lo más normal es que lo que quede por hacer es enjuagarla preparando varias cafeteras con agua sin vinagre. Esto es muy importante (aparte de por el sabor), porque el vinagre tiende a ser abrasivo con el aluminio, lo pica u oxida, y nuestra cafetera puede tener algún elemento de aluminio en su interior. Enjuagándola perfectamente, no tendremos problemas.
Con la plancha de casa actuaremos de forma similar. Llenamos el depósito del agua con vinagre y darle al botón de autolimpieza, o bien dejar salir todo el vapor. Debemos pasarla por un trapo viejo, pues seguramente manchará. Finalmente, hacemos como con la cafetera: llenamos el depósito con agua limpia para aclarar. Si es agua destilada, mejor, pues arrastrará mejor restos de vinagre y cal que hayan podido quedar. Y así de fácil. Con una limpieza periódica, las cafeteras y planchas estarán siempre a pleno rendimiento y nos durarán mucho más tiempo.