Una amiga de mi madre me ha llamado y me ha dado una larga lista de consejos y trucos que le han ayudado a criar a sus cinco hijos. Lo primero que me ha dicho es que no se me ocurra utilizar los pozos del café para desatascar las tuberías. Dice que a ella, que lo ha hecho siempre, se le terminó atascando el fregadero. El fontanero le explicó que los detergentes actuales son muy fuertes y hacen de los restos del café una bola que termina por atascar las tuberías. Así que ahora friega todos los platos y cacharros de la cocina y deja la cafetera para lo último. Así, aprovecha el café para darse un estimulante masaje en las manos e hidratarse la piel después de haber utilizado el lavavajillas y el estropajo. Asegura que las manos quedan tan suaves como después de untarse cualquier crema. Lo probaremos, Mari Carmen Torralba.