Cuando llega el verano comienza el boom y todos nos ponemos manos a la obra para tener unos pies de escaparate. Compramos exfoliantes, eliminamos las durezas, sustituimos el corte por el limado de uñas y nos embardunamos los pies en crema antes de acostarnos. Aunque ahora estemos en invierno y luzcas bastante poco tus pies, éstos recibirán de buen agrado la sensación relajante de un masaje frío. Por eso, es mejor que guardes la crema para pies en la nevera. Hazte un masaje insistiendo en aquellos lugares más castigados, como los talones, el puente y el espacio que queda entre los dedos. El masaje debe ser ascendente y llegar hasta la rodilla. Prueba a terminarlo untando vaselina en los pies y cálzate unos calcetines de algodón para dormir. A la mañana siguiente tendrás los pies extremadamente suaves.