Hormigas, arañas, moscas, caracoles,… todos estos visitantes pueden convertirse en entrometidos y molestos ‘bichitos’ para tus plantas. Como remedio general, prueba a macerar 20 gramos de pieles de ajo en un litro de agua durante cuatro días. Una vez que haya pasado ese tiempo, cuela el líquido, ponlo en un pulverizador y espárceselo a las plantas. También puedes clavar en la tierra de las macetas unas cuantas cerillas de madera. No harán ningún daño y el fósforo que sueltan al regarlas eliminará cualquier plaga. Además, harás desaparecer cualquier plaga colocando en la planta una naranja que previamente hayas impregnado de un producto insecticida. Los parásitos acudirán a ella, quedarán allí y podrás tirarla luego a la basura. Pero, si tu problema es que las hormigas han inundado el balcón, empapa las hojas de la planta con zumo de limón.