Los mantones de manila se conservan mejor con clavos. Éstos nunca deberán doblarse, sino que lo mejor es cogerlos por el centro e introducirlos en una bolsa de tela caiga como caiga. De esta manera, no se formarán pliegues que desluzcan después los bordados. Hay quien incluye dentro de esta talega otra bolsa también de tela más pequeña. En ella, meten varios clavos. Éstos, además de aportar un olor más agradable que las bolitas de naftalina ahuyentan las polillas. Sin embargo, también hay quien los mete en el armario colgados de una percha y tapados con una funda. No te arriesgues si se te ensucia y confía en la tintorería. Pero si aparece una mancha pequeña puedes frotarla con jabón poniendo un paño debajo del mantón. Si quieres plancharlo, es mejor hacerlo del revés con la plancha de vapor para realzar el bordado.