Los guantes de piel son un clásico que nunca pasa de moda. Si los tuyos ya están algo sucios, no desesperes. Existe una manera bastante fácil de limpiar los guantes de piel. Ten en cuenta que se endurecerán si los metes en remojo y ni se te ocurra meterlos en la lavadora, porque los perderás definitivamente. Debes lavarlos con mucho cuidado, ponerlos a secar y, una vez secos, frotarlos varias veces con las manos impregnadas en aceite de ricino. Después, póntelos y ya yo no quedarán solamente limpios, sino que adquirirán flexibilidad y se ajustarán mejor a tus manos. Si el problema es que los guantes de piel te quedan un pelín pequeños, colócalos sobre un paño húmedo y déjalos toda la noche. A la mañana siguiente, póntelos y verás cómo en un rato los guantes se habrán ajustado a tus manos y ya podrás llevarlos sin problemas.