Dentro de una semana se celebra el bautizo de mi sobrina Ximena (sí, sí, han leído bien, se llama así, con X). Para más inri mi menda va a ser el padrino, por lo que tras cerciorarme que mi último traje me quedaba ya algo justillo (no me cierran pantalón ni chaqueta) he considerado seriamente la necesidad de adquirir uno nuevo y más elegante que me haga estar acorde a tan importante acto familiar.

Después de visitar unos conocidos centros comerciales de Badajoz, o sea, El Corte Inglés, me he sentido discriminado como pocas veces en mi vida. Y eso que me han tratado muy bien, como siempre. Los vendedores han sido exquisitamente amables y se las han visto y deseado para ofrecerme un traje que me satisfaciera. Los lectores que ya me conocen saben de lo grande y ancho de mis dimensiones, y para quienes no hayan tenido aún ocasión aquí les dejo el enlace de mi artículo “gordos” para que se vayan haciendo una idea:

http://www.hoy.es/20091213/opinion/gordos-20091213.html

Había algunos trajes preciosos a precios muy económicos, con descuentos importantes, ya que estamos en “la semana fantástica”. Pero lamentablemente si quiero adquirir un traje voy a tenerlo que pagar a precio de oro, porque por lo visto los gordos no tenemos derecho a comprar un traje rebajado de precio. ¿Será por aquello de que utilizan más tela para fabricar los nuestros y se encarece el producto? No lo sé. De todas formas desde que me dio por engordar las paso canutas cada vez que quiero comprarme algo de ropa. Me pregunto por qué, siendo más de la mitad de la población española obesa, no se preocupan los grandes almacenes y tiendas de ropa de surtirse de las llamadas “tallas especiales”, que por cierto, tampoco sé a que viene llamarlas así, ni “tallas grandes”. A mi me da igual, pero a mucha gente le molesta sobremanera y se siente ofendida. Cada uno tiene la talla que quiere, puede o le place. A mí no se me ocurriría hablar jamás de “tallas enanas” o “tallas para anoréxicos” pero está claro que aún siendo la especie dominante no tenemos nada que hacer en el mundo de la moda.

De todas formas, tras varias intentonas fallidas este año (vuelvo a dejarles otro recordatorio: http://www.hoy.es/20100124/opinion/dieta-20100124.html) creo que es momento de ponerme en serio con una dieta. Pero no se preocupen, no será ninguna dieta “milagro”. Voy a dejar de beber vino, cerveza coca cola y sucedáneos de refrescos. ¡Por supuesto el LOCH LOMOND ni probarlo! Comeré muchísimo menos e intentaré quemar más grasas, pero paseando, que ya saben que los gimnasios me producen claustrofobia y sudar me da muchísimo asquete. Todo por poder comprarme ropa sin problema y no sentir la discriminación brutal que me atormenta cada vez que me dejo caer por la mal llamada sección de “tallas especiales” del Corte Inglés. ¡Mil millones de mil millones de naufragios!