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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

ME SALDRÁ MÁS BARATO

Hoy en día la mayoría de favores que te hacen los amigos y colegas se pagan invitando a una cerveza. Uno no sé da cuenta lo mucho que le aprecian o quieren los demás hasta que no se para a pensarlo. Creo que ha llegado el momento de echar cuentas y devolver esas cervezas que debo a la gente que me ayuda a diario a ser un poco más feliz y a hacerme la vida un poco más fácil, cómoda y agradable. El problema se me antoja algo complicado, pues son muchas cervezas por devolver, y no anda la cosa económica como para hacer gastos superfluos. Así, de primera, me vienen a la cabeza infinidad de personas.

Por ejemplo Jorge, mi jefe, siempre me echa una mano en el tajo cuando me ve apurado. O siempre hace lo imposible para facilitarme los días libres o cambios que le pido “Me debes una cerveza” me dice cada vez que me saca de un apuro. Y es cierto. No sé cuantas le deberé ya. Mi amigo Luis Coloma, de CajaSur, me ha solucionado mis problemas con los malditos recibos y descubiertos de mi temblorosa cuenta corriente algo así como 150 millones de veces (y las que le quedan). Siempre me da soluciones y nunca problemas, y gracias a él he llegado muchas veces a fin de mes… y de trimestre, ¡y de año! “¡No sé cuantas cervezas te deberé ya!” le digo, y siempre me responde con una gran sonrisa.

A pesar de que los releo a conciencia, mis artículos de los domingos en HOY siempre llevan algún errorcillo o errata, que diligentemente mi amigo José Joaquín Rodríguez Lara corrige con gran competencia. Seguimos sumando.

Mi amigo y compañero Javi Reyes se colma de paciencia cuando le aviso un minuto antes de salir de su casa para que me lleve al tajo día sí y día no, y él, en vez de mandarme al carajo me viene a recoger, haciéndole desviarse de su ruta para que pase a por mi con las molestias que eso supone. Y lo mismo el pobre “gallardas” que muchas noches antes de tirar para Mérida hace un alto en el portal de mi casa. ¿Y el bueno de Forety? mi informático particular, no sé la de problemas que me ha resuelto con los virus del ordenador y las conexiones a Internet. ¡Más cerveza!

¿Y que decir de mí cuñado Nacho? Sólo por las veces que me invita a cenar, o que me ha reparado la cadena del Váter y el lavavajillas, entre muchas cosas, merecería una caja completa de LOCH LOMOND Reserva. Seguimos con los cuñados. Antonio Pantoja directamente debería ir a comprar litros y litros y cargarme la factura sin piedad, porque siempre puedo contar con él para que me solucione cualquier tipo de problema. Los dos Jesús, y Lara y Olivia siempre me animan con mis artículos y me dan un montón de ideas para mi blog. Y mi cuñado chico, Fernando, me soluciona cualquier problema que tenga que ver con la instalación de cualquier aparato eléctrico. Mi amigo Javi (íntimo mío y de la gula, como quien suscribe) a pesar de no ser médico no deja de “recetarme” consejos muy valiosos. Su mujer Erika, me facilita constantemente potingues para ayudarme a adelgazar. Mi querido amigo, compañero y poeta Ángel, y Sonia, su novia, no dejan de regalarme el paladar constantemente abriéndome las puertas de su magnánima bodega. De Noelia, mi novia, pareja, amiga, compañera, “la jefa” como cariñosamente la llamo (aunque según ella eso de “cariñosamente” es un decir) poco más puedo contar, con quererme y aguantarme ya tiene lo suyo. Mis padres me ayudan constantemente y siempre se preocupan por mi bienestar. Mis hermanas Lourdes y Sara, y mi hermanito Gonzalo (que me saca tres cabezas) están siempre pendientes de mí.

Si a esto le sumo las cientos de personas que ahora no recuerdo, calculo así, a bote pronto, que deberé millones de euros en cerveza.

Queridos amigos, compañeros y familiares: Muchas gracias a todos. Las cervezas os las devuelvo ahora, modestamente, en forma de pequeño homenaje desde mi humilde blog. Dejemos las invitaciones para otro momento que está la cosa muy mala, con la crisis y tal. Además, el día que tenga que devolveros todas las cervezas que os debo, me vendrá mucho mejor montar un bar. ¡Por lo menos me saldrá más barato! ¡Va por ustedes!

Don de LOCH LOMOND

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