Que manía tienen los gobiernos con eso de prohibir. ¡Que estamos en democracia narices, y en el año 2010! A mi, personalmente, los toros no me gustan, y eso que mi padre entre otras cosas es crítico taurino, pero que quieren que les diga, no me hacen gracia, me aburren porque no los entiendo, al igual que también me aburren el golf, o la hípica, o el béisbol, al que no sé que ven de increíble los americanos. Ahora, no por ello voy a desconocer las raíces profundas y antiguas de
Al que no le gusten los toros que no vaya a las plazas de toros, pero que no prohíban a nadie que haga lo que le dé la real gana. No nos engañemos, lo de los toros en Cataluña no es más que política pura y dura. Todos los miembros de las plataformas en defensa al maltrato de los animales no dejan de practicar la mayor de las demagogias ante un tema que además desconocen e ignoran profundamente. Habría que preocuparse del maltrato de verdad a los animales, como las capeas o las estúpidas fiestas de algunos pueblos exentas de arte donde el espectáculo sí consiste en reírse de los animales o aplicarles cualquier tipo de castigo físico.
No hay vuelta de hoja. Quien maltrata o infringe daño a un animal por puro placer no tiene definición alguna más que la de indeseable. Y debe ser perseguido y castigado con contundencia. Quien ahorca un galgo, o mata a palos a un pobre burro, o desmenuza a un gato recién nacido contra la pared, es tan animal que la raza humana ha de sentir vergüenza de estar representada por alguno de estos inhumanos irracionales que son toda esta panda de malvados y estúpidos canallas.
Quien demuestra su amor por los animales, merece para mí el mayor de los respetos. Ahora bien, muchas veces se olvidan de que el hombre es también un animal, y muchos de estos “defensores” de los animales son los primeros que se alegran cuando un torero riega con su propia sangre el coso taurino. No quisiera yo tampoco, caer en las nebulosas falacias de la demagogia más pura y dura, ni tampoco en las contradicciones pero cuanto menos, alguno de éstos no harían mal en replantearse dicha cuestión.
¡Basta ya de prohibiciones! Ningún hombre es mejor que otro para imponerle sus ideas. ¿Quiénes son los diputados del parlamento catalán para privar a los habitantes de Cataluña de su derecho a asistir a un espectáculo que les agrada? Lo dicho. No a la prohibición, de ningún tipo. Prohibido Prohibir. ¿Ven como yo también me estoy contradiciendo? Acaba de darme una subida de mala leche de las gordas. Me voy al salón a relajarme en esta jornada de alerta naranja, a ahogar las penas con unas copas de LOCH LOMOND con hielo… ¡Antes de que se le ocurra a alguien prohibirlo también!