Una de las muchas cosas malas que nos devuelve este agridulce mes de septiembre es la odiada vuelta al cole. El problema de este regreso al redil de los mocosos de turno se nos presenta a todos de una u otra manera. Desde el lunes se acabó el circular tranquilamente y a según que horas por distintos puntos de la ciudad. Los coches de los papás de los escolares se harán presentes hasta en tercera fila en algunas calles, iluminados con el parpadeo incansable de las luces de emergencia, lo que dificultará o hará imposible la circulación retrasando a todo quisque.
Lo de circular junto a los colegios es una causa perdida y de difícil amnistía. A partir de este lunes volverá a ser casi imposible transitar en auto por Santa Marina, Colón, Juan Pereda Pila, María Auxiliadora etc, a la hora de entrada ó salida de clase de los galopines de turno.
¡Hay que fastidiarse! En toda mi vida escolar, jamás vinieron mis padres a recogerme en coche al colegio. Y aunque evidentemente existen casos donde los alumnos viven muy lejos y es necesario, no lo es quizás en otros donde el niño habita a menos de una manzana de su centro escolar. Aunque es cierto que todos pecamos de falta de responsabilidad y de solidaridad en esto de pararnos “un momento” donde nos sale de las narices y de coger el coche para no andar
Antes del final de curso se habló de que se iban endurecer las multas en estos casos. Se ha publicado en varios medios que la cosa es bastante más seria de lo que parece, y que se va a perseguir con contundencia a quien infrinja la ley impidiendo la libre circulación por parar donde no se debe, y por supuesto a quien posteriormente no pague las multas. Por lo tanto mi menda aconseja a los sobreprotectores padres que cuando consideren que su larva tenga cierta capacidad y madurez para desplazarse por sí sola al colegio, la animen a hacer ejercicio y a dirigirse al cole dando un paseo, como hemos hecho todos de chico. Y si aún son muy pequeños y no se quedan tranquilos, llévenlos personalmente de la mano, pero por Dios, caminando, que es bastante sano y necesario. Aprovechen para mostrar a sus hijos las calles de su ciudad, o para hablar con ellos. ¡Qué es eso de que los niños no puedan ni andar