La canción que protagoniza el viernes musical de esta semana en Don de LOCH LOMOND es muy especial para quien suscribe. Todas lo son de una u otra manera, pero quien me conozca bien sabe que Duncan Dhu, y muy especialmente Mikel Erentxun marcaron mi adolescencia siendo el cantante donostiarra lo más parecido a un mito viviente de un adolescente que empezaba a descubrir para sus sentidos las maravillas del mundo de la música.
Nos encontrábamos en verano de 1992, y mi menda había terminado su último curso en la EGB. Después del verano, casualmente en la tele me encontré con la noticia de que Mikel Erentxun, vocalista de Duncan Dhu había sacado un disco en solitario. Su primer sencillo, A un minuto de ti sonaba muy bien. Era un sonido acústico, muy en la línea continuista de Duncan Dhu, grupo que siempre había escuchado por casa, pues mis hermanas mayores lo contaban entre sus favoritos. El caso es que esa canción me llamó la atención y me preocupé por conseguir su disco. No hay vuelta de hoja, me encantó, y ya con una serie de conocimientos musicales añadidos me dispuse a escuchar uno por uno todos los discos del famoso dúo donostiarra. De la noche a la mañana me convertí en un experto del grupo y de Mikel Erentxun (asistí por cierto al concierto que tuvo lugar en Badajoz, en el viejo Vivero, en junio del 93), y a día de hoy sigo manteniendo que la exquisitez de su sonido me ayudó en gran manera a apreciar la buena música. Nunca podría afirmar que Mikel Erentxun y Diego Vasallo son los mejores músicos y cantantes del mundo, pero sí es cierto que sus discos sonaban como ninguno, y es que el hecho de contar con los prestigiosos músicos y productores de los que disponían, hicieron que discos como Autobiografía sean considerados aún hoy en día uno de los mejores trabajos discográficos en la historia del pop español.
La canción que hoy nos ocupa es una maravilla, no obstante no es del todo original, es una gran versión u adaptación y la he elegido entre muchas porque gracias a este tema mi menda descubrió nada menos que a los británicos The Smiths, y a su cantante, Morrisey. Hay muchos puristas de la música que pusieron a caer de un burro a Mikel Erentxun por atreverse a cambiar la magistral letra de Morrisey. Pero un servidor agradece que gracias a una versión, a la edad de 13 años un cantante español me hiciera interesarme por el grupo original. Siempre estaré agradecido a Mikel Erentxun por esta canción, que realmente le quedó estupenda, y fue un bombazo en la época. Además es con diferencia la canción que más discos le ha hecho vender a mi admirado Mikel Erentxun, eso sin duda.
Un amigo mío, que entonces tenía un grupo musical, y versionaba la canción de Esta luz nunca se apagará de Mikel Erentxun me dijo un día mientras estábamos escuchándola “estas guitarras no tienen nada que ver con las de los Smiths” y lo dijo así, en plan despectivo “Ni las tuyas con las de Mikel Erentxun” contesté yo en plan puñetero, y mi amigo tuvo que tragársela sin más, porque es cierto que el sonido del disco en concreto Naufragios (1992) es sensacional. Producido nada menos que por Colin Fairley, con una base rítmica que incluía a los hermanos Pete y Bruce Thomas (Batería y bajista de Elvis Costello) y a guitarristas como Jim Williams.
Esta luz nunca se apagará es una gran canción que siempre estará en mi memoria y que a cualquier aficionado a la buena música apreciará sin duda. El hecho de que sea una versión y esté adaptada a otro ritmo y letra no quiere decir que igualmente no pueda gustarnos la deliciosa There is a light that never goes out. Desde este humilde blog les animamos también a descubrirla, pero hoy les confinamos a esta deliciosa canción que hizo las delicias de un adolescente de la época. ¡Que la disfruten!