Estos pasados Carnavales disfruté especialmente con el concurso de Murgas del Carnaval de Badajoz. Junto a Los Niños y 3W, hubo una formación que me agradó especialmente, “Los Murallitas”. No ya por la gracia y desparpajo que demostraron sobre el escenario del López de Ayala, sino por la cantidad de grandes verdades que soltaron por la boca consiguiendo arrancar la sonrisa del público, a pesar de lo dramático del mensaje. Ésa es en mi humilde opinión la forma correcta de tratar los temas en una murga, recurrir a la risa. Hay veces, en la cotidianidad de mi vida, que cuando me surge algún problema, me da la risa floja, y que quieren que les diga, digo yo que será mejor reír que llorar, por lo menos eso que te llevas para el cuerpo. Reír ayuda mucho, y la risa depura el alma y la filtra de partículas negativas y mala leche. “Fíjate si está la cosa mal en España que hasta Raúl se ha tenido que ir a jugar a Alemania”. Gran frase de “Los Murallitas” pero cargada de ironía y lamentable verdad. Y si no observen lo que está pasando con muchos de nuestros jóvenes. Dentro de 15 ó 20 años, algún joven director español rodará un remake de “Vente a Alemania Pepe” pero se llamará Jotanan, Mark, o Kevin Ramón. Por aquello de las horteradas actuales de los nombre de ahora.

Hubo otra frase de “Los Murallitas” que me gustó especialmente “Que país más raro, los ancianos currando y los jóvenes en paro”. La frasecita, genial por otra parte, es dura de narices y tras las primeras carcajadas consigue hacerte reflexionar y borrar toda sonrisa interior. Ya circula un chiste parecido por ahí, de una abuelita cualquiera que le dice a su nietecito “hijo mío, yo a tu edad ya estaba trabajando”, a lo que el nieto en plan pasota contesta “no te preocupes abuela, que yo a la tuya a este paso también”.

Todo esto de la crisis le ha venido muy bien a muchos empresarios para acogerse a ERES y despedir a todo el que se ponga por delante por dos duros. Luego, al resto de trabajadores se les amedrenta con eso de que la cosa está muy mal y se les explota vilmente reduciéndoles la jornada, la jornada oficial claro, para cobrar menos, que luego hay que echar 10 ó 12 horas y si no a la puta calle, que hay mil tíos esperando para ocupar tu puesto. No sé, no sé, lo de ser emigrante, aún con excelentes condiciones, no deja de ser duro. Estar lejos de tu tierra, de tus costumbres, de los tuyos sin ir más lejos. Pero luego te acuerdas de cosas como ésta y qué quieren que les diga: “Auf wiedersehen país de mierda, que ya iré al pueblo por vacaciones”. Como pueden observar, mi menda, por si acaso, ya está aprendiendo alemán.