Ya he dejado muestras en más de una Tribuna de Opinión o en este, mi Blog, de mi debilidad por el mundo de Mafalda, la genial creación del humorista Quino. Ahora que me encuentro disfrutando de unos días de vacaciones es inevitable que afloren en mi cabeza recuerdos de algunas de mis historietas favoritas. Precisamente las del veraneo de Mafalda son algunas de las más celebradas. ¿Quién no se ha partido de risa viendo a mi homólogo sopero Guille preguntando a aquel hombretón obeso aquello de: “¿Tigüeña nenito tí?” mientras posaba su manita en la inmensa panza del avergonzado orondo?
Esta mañana también he recordado otra historieta al observar el percal de alrededor de la toalla donde quien suscribe tomaba el sol como una morsa. Aquella en la que Mafalda observa a la gente en la playa, tan despreocupada y tranquila y reflexiona certificando que en vacaciones parece que nadie tenga culpa de nada.
¡Cuánta razón tiene! Tendrían que haber presenciado mi cara de felicidad al zambullirme entre las olas y buceando cual cachalote marino. La playa donde me hallo es estupenda y limpia, el Hotel inmejorable, y estoy descubriendo algunos restaurantes para quitar el hipo.
El único defecto es que ni en los bares de copas, ni en el mueble bar del Hotel, he podido encontrar siquiera unas gotas del dorado y delicioso LOCH LOMOND ¡Pero que le vamos a hacer! Ningún sitio es perfecto y de nada sirve ponerse a despotricar como el viejo Capitán Haddock, porque entre otras cosas nadie tiene la culpa, y menos en vacaciones. Ya lo dice Mafalda.