En mi época colegial aún aguantábamos estoicamente aquello de acudir a clase por la tarde. Era un fastidio, y una pérdida de tiempo inútil, aquella maldita hora y media, de 15:30 a 17:00. Los más optimistas nos lo tomábamos como algo que hacer entre la comida y la merienda. Eran dar las cinco en punto y quien suscribe marchaba pitando a casa a prepararse el pan con chocolate antes de que empezara Espinete, y más tarde Los mundos de Yupi. Ya más mayor, con la llegada de las privadas a principio de los 90 la oferta se amplió de tal modo que se convirtió en habitual que los niños de mi clase no viéramos todos los mismos programas. Eso sí, pusieras el canal que pusieras, excepto la 2, no encontrabas más que programación infantil, programación dicho sea de paso que no solo disfrutaban los niños, ustedes ya me entienden.
Hoy en día y desde hace ya muchos años, esa hora y media que pasábamos en el colegio por la tarde la ocupan programas de corazón, y por supuesto, las siguientes horas por descontado. Por las noches en Prime Time para variar priman los programas de temática rosa, y los fines de semana por la mañana también. Y si no realities o peor aún, magazines donde solo se habla de corazón y realities. Corazón y realities por todas partes. ¿Es lo que pedimos o es lo que nos dan? He ahí la cuestión. Para ayudar a deducir el asunto les anuncio que esta noche, en riguroso Prime Time, “Acorralados”, un nuevo realitie de Tele 5 que hará las delicias de algunos de ustedes. Han leído bien, de ustedes, porque para ver a chorizos, putillas y famosetes de segunda, y a algunas de sus guarrillas, madres, novias, exnovias, primas, vecinas y demás parentescos haciendo el canelo, el menda se pone a ver una serie decente o una buena peli “on line” en su portátil. Gracias a la programación basura que nos tiene acorralados quien suscribe ha descubierto con muchísimos años de antelación aquello de la televisión a la carta.