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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

El Blues de lo que pasa en mi escalera

Enrique Falcó. Alérgico a las reuniones de vecinos

 

¡Junta Urgente!

     Hace unos días fui convocado a una reunión de propietarios, en cuya junta, entre otros asuntos menores, primaba la liquidación del ejercicio anterior y el presupuesto para el próximo año, así como el nombramiento de cargos.

Aunque mi bloque es de nueva construcción no era la primera Junta General Ordinaria que se celebraba, pero sí la primera a la que gracias a las vacaciones mi menda podía asistir. Les mentiría si no reconociera que albergaba una sensación de curiosidad importante, ya que en mi vida, al no ser propietario, nunca había asistido a un acto de tal envergadura, tan mitificado hoy en día por dos series de las que no negaré ser un fan celebérrimo.

Me estoy refiriendo por supuesto a “Aquí no hay quien viva” y “La que se avecina”. La primera de ellas, emitida originalmente en Antena 3, fue un boom al principio de la pasada década, y la única que no sólo resistió el asedio de “Los Serrano”, el producto estrella de Tele 5 de la época, con la que la cadena amiga contraprogramaba cada serie nueva de alguna de sus rivales, sino que la venció al convertirse en la más vista.

 Tras diversas negociaciones Tele 5 llegó a un acuerdo con la productora de la serie para emitir en su canal una comedia con parecido formato, y así nació “La que se avecina” que curiosamente, a pesar de contar con parte del elenco de actores de la exitosa “Aquí no hay quien viva” comenzó su andadura sin superar las expectativas que se le presumían, pero que tras la emisión de su quinta temporada se ha erigido como una de las series favoritas actuales.

Ambas series las repiten hasta la saciedad en canales de la TDT, y aun así siguen contando con una audiencia increíble. Sus episodios son como los de “Los Simpsons”, que aunque ya los has visto cincuenta veces no puedes dejar de disfrutar con ellos.

 

¡Váyase señor Cuesta! ¡Váyase!

¡Váyase señor Cuesta! ¡Váyase!

No puedo mentirles, las juntas de vecinos de estas series son bastantes más divertidas que las reales, al menos que a la que yo asistí.

 

Para empezar me decepcionó un poco que el presidente o el administrador no comenzaran con el famoso discurso que Emilio, el desternillante portero de Desengaño 21 interpretado por Fernando Tejero, siempre pronunciaba antes de cada reunión:

 “Va a comenzar la junta, apaguen sus teléfono móviles y no fumen. Para hablar me levantan la mano. Y para insultar también me la levantan

 

¡Que grande, y que necesario! En especial lo de la mano. ¡Menudo caos! Todo el mundo hablando a la vez, haciendo corrillos, soltando incoherencias sin venir a cuento y hablando más alto que nadie para hacerse entender.

 

El único que no hablaba (no le dejaban) era el Administrador. Había transcurrido casi una hora de reunión y sólo existía un hecho cierto e indivisible en el que casi todos estaban de acuerdo: La empresa encargada de la limpieza del garaje no limpiaba el garaje, y la limpiadora era una guarra. No limpiaba bien, y claro, como iba a hacerlo si se limita a llevar el cubo de agua limpia de un sitio a otro y cuando no viene el novio se trae al sobrino o al hijo o a la madre y está todo el día de cháchara.

 

Expresado el descontento, se llegó a la conclusión de que se le daría una llamada de atención a la empresa de limpieza, y ahí comenzó el verdadero show. El administrador, a pregunta de un vecino sobre que qué significaba eso de que faltaban 3.000 euros hizo mención de manera muy sutil y nada hiriente a las cuotas impagadas por muchos de los propietarios. O sea, que la peña, al igual que “El moroso cabrón” pasa de pagar la comunidad.

 

Las vecinas que se encontraban presentes no tenían la gracia que solo poseía Enma Penella para decir aquello de “Chorizo” o “¡Váyase señor Cuesta, Váyase!” El administrador sin embargo (hombre joven y muy correcto por el que estaba a punto de sentir cierta lástima) sí que ostentaba la tranquilidad del señor Cuesta para encajar las críticas sin fundamento que le llegaban a voces, eso si se oían, porque había un par de niños chicos, que no sé qué narices harían allí, que no paraban de gritar y molestar.

 

Alguien inquirió un tímido “Presidente dimisión” pero sin ese inconfundible tono de Antonio Recio (Mayorista, no limpio pescado) que lo hace tan vivo y lleno de gracia. Tampoco nadie se quejó del copulador del ático, ni ningún vecino pronunció aquello de “arrieritos somos” ni “Demanda judicial”.

 

La gran Estela Reynolds y su temazo

Llevábamos dos horas y no habíamos sacado nada en limpio (supongo que para algunos la culpa la tendría la limpiadora). Un vecino insistía uno a uno en los gastos más miserables “¿Qué es eso de UNIPOST? ¿3,16 € por una carta?” Y de repente otro vecino soltaba sin venir a cuento que en su plaza de garaje había filtraciones e insistía en enseñarle las fotos tomadas con su móvil al administrador.

 

 

 

Antonio Recio (Mayorista, no limpio pescado) ¡Qué bueno soy y que culito tengo!

Antonio Recio (Mayorista, no limpio pescado) ¡Qué bueno soy y que culito tengo!

 

Cada cual es libre de perder su tiempo como quiera, pero como comprenderán, a pesar de que soy consciente de la importancia de las decisiones que se han de tomar en la Comunidad no estoy dispuesto a participar en algo que desde el principio es un despropósito continuo y una muestra de la contradicción que muchos afirman de que el ser humano es un animal que ha de vivir en sociedad.

 

Lo primero me quedó claro, pero lo segundo soy capaz de refutarlo ante Perry Mason si es necesario. Por lo que sin ni siquiera añadir “Ahí os quedáis” me di la vuelta y me marché, no sin antes jurar, por Osiris y por Apis que había sido la primera y la última.

 

Si se hubiera presentado una vecina ataviada a lo Estela Reynolds cantando “El Fresquíbiris” igual me hubiera quedado hasta el final. A todo esto, espero que no me haya tocado ser presidente, aunque si se diera el caso ya sé lo que hay que hacer. Pasar de todo, echarle las culpas de lo malo al administrador o a mi Delfín hasta el fin, y colgarme las medallas cuando las cosas salgan bien con un “¡Otro éxito de la Administración Falcó! ¡Qué bueno soy y que culito tengo!”

 

 

Publicado en Diario HOY el 04/11/2011

Don de LOCH LOMOND

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