Tras la tempestad se hizo la calma. Existía un incómodo ambiente previo a las elecciones del pasado 20 de Noviembre aliñado con un tufillo a revancha y hedor a miedo y pánico realmente incomprensible. Un mes y medio después comprobamos que La Tierra sigue girando alrededor del Sol. Cambiar no significa peor, ni mejor, simplemente los barcos navegan con distinto rumbo pero hacia un destino común y esperado. Muchos, de uno y otro lado pensaban y/o pretendían que el mismo 21 de Noviembre iba a comenzar una caza de brujas, que se iba a pegar fuego a las sedes de los Sindicatos con los cigarrillos encendidos previamente en los espacios públicos donde ya se podría fumar como si tal cosa, y a perseguir y apalear a los homosexuales tras la pertinente derogación de la Ley que les permitía contraer matrimonio. Nada de eso ha trascendido gracias a Dios, simplemente se ha propiciado un cambio de rumbo, confirmando una vez que nuestra democracia es una treintañera de su tiempo consolidada y que no se casa con nadie, pues ha visto pasar por sus filas muy diferentes gobiernos sin que la sangre llegue al río.
Cada uno describe la fiesta según le ha ido, o lo bien o mal que lo haya pasado. Estos últimos años viene siendo muy duros para todos y no creo que haya muchos a quien la fiesta le haya parecido soberbia o fascinante. Corren malos tiempos, yo aún diría más, corren peores tiempos y no solo para la lírica, sino para una sociedad que no sabe lo que le espera a corto y medio plazo. Bueno algo sí. Subida de impuestos, tijeretazos por doquier, una reforma laboral que se presenta aún más dura para los trabajadores, etc…
Entre nosotros les confieso que no me gustan las mayorías absolutas, creo que no son buenas a la larga, para nada, pero no queda otra que aceptar los resultados y desear que cuanto antes las aguas vuelvan por los derroteros de antaño, en donde solo nos iba mal. Ojalá tengan razón los más optimistas, pero lo dudo. Tampoco creo a los derrotistas recelosos que no saben perder ni reconocer sus errores.
Así como de un ser querido que ya no está entre nosotros siempre nos queda lo mejor de su recuerdo, deseo que muy pronto podamos echar la vista atrás para recordar con nostalgia y prudencia que existió un tiempo al borde del abismo del que afortunadamente nos vamos alejando lentamente pero con paso firme y seguro, sean cuales sean las barreras y plantando cara a las siempre difíciles y complicadas inclemencias del tiempo. Esta es mi opinión… y yo la compato.