Enrique Falcó. Silbador en la intimidad
Silbar, especialmente en público, siempre se me ha antojado como un impertinente ejercicio de “cateteo” y mala educación contenida. No digamos ya cuando alguien interpela a un conocido o amigo a través de silbidos en un recinto cerrado, como aquel que está recogiendo el rebaño o apremiando al intrépido e inseparable can que suele acompañar en un bucólico paraje a los pastores trashumantes. Aunque en el fondo he de confesarles que yo mismo me sorprendo silbando en la intimidad, bien paseando o realizando domésticas tareas, o ejerciendo la conducción de mi automóvil, o bien escuchando y deleitándome de fondo con una agradable melodía. Pero siempre cuando estoy de buen humor, nunca de mal café. Será por aquello de los dibujos animados de Willy Fog que tanto me gustaba ver de pequeño. Aquellos basados en la novela de Julio Verne “La vuelta al mundo en 80 días”, en las que el maravilloso grupo Mocedades interpretaba (además del inolvidable tema central de la serie) una canción llamada “Rigodón”, más popularmente conocida como “Sílbame” en la que Tico, que era algo así como un ratón o un hámster, de nacionalidad española, y muy probablemente del sur más castizo de la península, nos alentaba a silbar cuando nos encontráramos en problemas, y además nos enseñaba como hacerlo. “Pon la boca así como si fueras a beber”. Parece mentira la de maravillas que se pueden conseguir con un silbido, y si no que se lo digan a Ennio Morricone, autor de bellísimas e inolvidables canciones como el tema central de “La muerte tenía un precio” de Sergio Leone. ¿Quién no recuerda la canción de los enanitos de Blancanieves o la inconfundible melodía de Verano Azul? O sin ir más lejos, aquel final de la mejor película del mundo “La vida de Brian” de los incombustibles y desternillantes Monty Python, en las que un siempre divertido Eric Idle (el “valiente” Sir Robin de Los caballeros de la mesa cuadrada) sin peluca, consuela a un derrotado y desamparado Brian, crucificado y triste, y le anima cantando “Always look on the bright side of life“. Una deliciosa canción que te anima a mirar siempre el lado positivo de la vida, cuyo estribillo es un inconfundible y bello silbido que realmente sugiere optimismo y ganas de vivir.
Lo dicho, parece mentira que con lo bonito que puede ser un silbido algunos lo utilicen como forma chabacana de “adular” a una hermosa o exuberante hembra, o para algo tan reprobable como deshonrar un himno o la bandera de un país. Que conste que aquello tan necesario de abuchear a los políticos o representantes institucionales nunca me ha parecido mal del todo, viene bien, y sirve para que más de uno no se relaje, siempre, claro está, que se haga de forma en la que no se recurra a insultos personales. ¡Con la de maneras divertidas que existen de insultar sin llegar a ser barriobajero! Que se lo digan al viejo Capitán Haddock, íntimo mío y del Loch Lomond, como quien suscribe. ¡Pero qué feo esta silbar a una bandera o al himno de un país, sea el que sea! Cuanto más si es tu propio país. Estas cosas solo pueden ocurrir en España, país de catetos, ceporros, merluzos, maleducados e incultos, que confunden una cosa con la otra, poblado de nacionalismos rancios y un republicanismo vetusto que no viene a cuento. En un país en el que si luces un polo deportivo con la bandera de Italia o de Estados Unidos no pasa nada y a todos les parece hasta elegante, pero te catalogan de facha si los colores son los de tu bandera nacional, que encima son los dos colores más bonitos del mundo. ¡Descarao! ¡Por el Cetro de Otokkar! si parece que a gran parte de la ciudadanía la bandera o el himno nacional, además de molestarles, les pone nerviosos. A ciertos sectores de la afición del Barsa y del Athletic de Bilbao por lo visto también, o al menos así lo demostraron en la final de la Copa del Rey del pasado viernes, en el que los culés pasaron por encima de unos leones que por lo visto no sentían tanta hambre de triunfo como se pensaba en los prolegómenos. Personalmente, a pesar de las ideas políticas que podamos ostentar, tanto el menda como muchos otros honrados ciudadanos, nos sentimos indignados cuando silban nuestro himno, y sigo sin comprender como se puede hablar de un “exquisito comportamiento de las aficiones” cuando llevan a cabo tal despropósito y falta de respeto amparados en una libertad de expresión mal entendida.
Personalmente el himno español siempre me gustó, y soñaba de más joven poder escucharlo alguna vez al convertirme en un gran campeón, cuando los sueños inalcanzables de grandeza deportiva ocupaban gran parte de la niñez al iniciarte en aquellos deportes que tanto gustaban a los niños, como el fútbol, el baloncesto o el atletismo. “Els Segadors”, himno de la comunidad autónoma de Cataluña, y el “Eusko abendaren ereserkia” del País Vasco, musicalmente me parecen una patata, y escucharlos puede producirme equiparable sopor que al pobre Archibaldo cuando llegan a sus oídos los primeros compases del Aria de las Joyas del Fausto de Gounod, interpretado por el ruiseñor milanés, Bianca Castafiore. Pero jamás se me ocurriría silbar, insultar o reírme de alguno de ellos, o de cualquier himno de otra nación o Comunidad Autónoma, ni siquiera del de un equipo de fútbol o cualquier institución, por una mera cuestión de principios, respeto y educación. Parece que continuamente nos olvidamos de que el principio de libertad se basa en la máxima que asegura que nuestra libertad acaba donde comienza la del otro. Claro, que igual, si nos regimos todos por ese sueño de libertad mal entendida, quien suscribe también puede realizar un ejercicio de sana libertad ciscándose en los muertos de aquellos que insultan y mancillan a una bandera o a un himno que nos representa a tantísimas personas que encuentran de mala educación y mal gusto ataques gratuitos a su soberanía. Para la próxima vez, a semejantes pollinos, les inquiero a poner la boca así, como si fueran a beber, y que vayan a silbarle a la madre que los parió. Especie de bachibozuks. Mil millones de mil millones de truenos, rayos y centellas.
Publicado en Diario HOY el 27/05/2012