Ayer fue un día triste, a pesar de que ninguna desgracia personal se produjera, y no hubiera que lamentar más daños que una pequeña sombra de tristeza instalada en mi blanquinegro corazón.
En numerosas ocasiones, en este, su blog, y en mis artículos de opinión en Diario HOY, he hecho referencias al fútbol. Algunas veces llamando a la cordura, para recordar que en el fondo no es más que eso, un simple deporte, un juego, y otras sin embargo, irónicamente y de la manera más contradictoria, reafirmándome en la idea de que el fútbol es algo más que un deporte.
El Club Deportivo Badajoz, tras 107 años de historia, ha significado para nuestra ciudad bastante más que un puñado de goles, tardes gloriosas o un ir y venir de excelentes jugadores que hicieron las delicias de sus aficionados. Mucho más que un Club, el Club Deportivo Badajoz ha jugado un papel protagonista en la historia de la ciudad durante los siglos XX y XXI, representando el buen nombre de Badajoz y sus gentes por buena parte de la región y del resto del país.
Sin el Club Deportivo Badajoz, los pacenses perdemos una pequeña parte de nuestra historia, de nuestra identidad, de nuestros recuerdos, y en especial, la ciudad tendrá que renunciar a la solera, aquello que hace bueno a los vinos generosos. No pretendo señalar culpables, proclamar que todo ha sido una injusticia o lamentar la mala suerte de nuestro Club. Tampoco fomentar una desaforada ilusión a la que los propietarios del Club se aferran ante esa supuesta laguna legal para evitar lo que parece inevitable. Simplemente procuro intentar que cada ciudadano sea consciente de lo mucho que perdemos sin haber luchado todo lo posible para evitarlo. Al menda le queda un atisbo de esperanza, ya que no sería la primera vez que nos dan por muerto y regresamos.
No sé si algún día tendré un hijo, pero si así fuera, y le gusta el fútbol, a lo peor ya no puedo imitar a mi padre y llevarlo al Vivero para que me devuelva en sus ojos la ilusión y alegría que yo sentí tan dichoso antaño. Lo dicho, perdemos, por goleada, y bastante más de lo que algunos piensan. Hoy, más que nunca LOCH LOMOND por el Club Deportivo Badajoz. Toda la botella… y las que hagan falta, para arrinconar las penas hasta advertir en el fondo de nuestro corazón que todo ha sido un mal sueño. Aunque por mucho que bebamos y finjamos ignorar, algunos nunca olvidaremos que Badajoz, Badajoz es mi equipo. Fin de la primera parte. ¿Continuará?