Enrique Falcó. Telefutbolero
Hacía mucho tiempo que no les hablaba de fútbol a ustedes, mis queridos y desocupados lectores de HOY, en esta tribuna dominguera y coquetona que siempre pretende ser entretenida, diferente, sarcástica, crítica en ocasiones, pero casi siempre simpática y amable. Por ello recurro en muy pocas ocasiones al noble deporte del balompié como tema central, ya que no alcanza a despertar el interés de todos los lectores. Aunque es innegable reconocer que el fútbol, aunque sólo sea un deporte y llevándome a mí mismo la contraria, es mucho más que un deporte, y ostenta alto grado de interés en todo el mundo. Siempre se dicen muchas tonterías, cuanto más sobre fútbol, y concretamente en los medios (no sólo deportivos) de este país. Aun recuerdo, pues ya saben de mi prodigiosa memoria (para lo que me interesa claro) la primera vez que el fútbol llamó mi atención. En pleno Mundial España 82, a mis cuatro años recién cumplidos, a mi padre, Enrique García Calderón, periodista de HOY, le enviaron a Sevilla para cubrir los partidos de la selección brasileña de fútbol. Casualmente, en los prolegómenos del Brasil – URRS, mientras enfocaban las cabinas de prensa del Sánchez Pijuan, mi padre salió de casualidad asomándose a nuestra recién estrenada televisión “Sanyo Silverline” popularmente conocida como la tele del mundial 82. Yo me puse como loco, y creo que me tragué todos los partidos que televisaron porque estaba convencido de que “mi papá” se encontraba entre el público.
Apenas un año después llegó el 12-1 de Malta (que a día de hoy no me creo que fuera tal gesta) y aquella final de la Eurocopa del 84 (en la que estoy convencido que Arconada se dejó meter el gol aposta). El fútbol me entretenía, me fascinaba, y aunque no me enteraba muy bien de todo, siempre disfrutaba presenciando partidos. Poco a poco el interés fue en aumento. Llegó La Liga española, el Real Madrid, Emilio Butragueño, Estudio Estadio, SúperGarcía en radio por las noches, el As, el Marca, los álbumes de cromos… en definitiva, el fútbol en toda su esencia. Lamentablemente en los últimos años se ha pasado de informar y entretener con el fútbol a ofrecer dudosos espectáculos más parecidos a programas “basurillas” de corazón, que envenenan el noble deporte que tantas horas de diversión y felicidad me ha procurado. Se rellenan telediarios y periódicos con tópicos, estupideces y las primeras chorradas sin fundamento que le vienen a la cabeza al fiebre de turno. Programas como Punto Pelota en el dudoso canal de Intereconomía así lo refrendan. En los deportes del telediario de Antena 3 (no soporto a Ainhoa Arbizu) nos tuvimos que tragar toda la semana pasada la cantinela de que habíamos (La selección española) descansado dos días menos que la selección portuguesa, ahora sin embargo insisten con la tontería de que Italia está en la final gracias a nosotros, ya que España derrotó a Croacia en la primera fase. ¡Vaya montón de chorradas! Como añoro los tiempos en los que era una delicia ver Estudio Estadio los domingos por la noche, con Matías Prats, o leer un Marca, o el especial deportes de HOY un lunes tranquilamente en casa cuando llegabas del colegio. En aquellos tiempos se hablaba de cuestiones deportivas sin lugar a temas triviales que poco o nada aportan hoy a un partido en cuestión. Ni siquiera los locutores actuales guardan las buenas costumbres de los periodistas de antaño, como el gran José Ángel de la Casa, a quien ni en sueños se le hubiera ocurrido tontear con la Carbonero en mitad de un partido o señalar la presencia de Shakira en las gradas. Muchos de mis amigos insisten en que el inolvidable locutor de TVE era un sieso, y se decantan por los que yo denomino como “locutores de radio”. Habría que enseñarles a diferenciar los medios. Una imagen vale más que mil palabras, y los locutores tan apasionados como Carlos Martínez de Canal Plus personalmente me ponen nervioso. No comprendo como se puede añadir tanto énfasis a un balón que desde que sale de las botas de un futbolista se adivina que ni de lejos va a colarse entre los tres palos.
Quizás todo esto venga por la costumbre tan hortera aquella de bajar el sonido de la tele y encender la radio, por aquello de “darle más emoción” al asunto. Nunca comprendí qué emoción podía comprender escuchar el anuncio del “Purito Reig” en un momento real de peligro para algún equipo. Si por mí fuera, todos los partidos de fútbol los retransmitiría siempre el gran Juan Carlos Rivero, de la misma manera que también presentaría junto a su excelente equipo cualquier programa deportivo que se preciara. Aunque le sumaría la colaboración del pacense Alexis Martín Tamayo, más conocido como Míster Chip, el gran crack de las estadísticas, para añadir la anécdota curiosa y amena a un programa deportivo de rigor. Hoy nos toca disfrutar una vez más. ¡Quien nos lo iba a decir! Tantos disgustos desde el 84 para acabarnos acostumbrando a ganar todo. Está claro que no es sino la fuerza de la costumbre quien te señala el camino hacia la victoria, o al menos quien te eleva hacia el Olimpo de los más grandes. Pase lo que pase esta noche es para sentirse orgullosos, aunque perdamos en el último minuto por un penalty injusto.
España ha cumplido con creces. Ya saben que soy del Real Madrid pero sería bonito ver una camiseta de Puyol y de Villa esta noche en las celebraciones, los dos grandes ausentes de esta Eurocopa. También por supuesto del malogrado Miki Roque o de los añorados Jarque o Antonio Puerta. Sergio Ramos, a quien tantos han “descubierto” a la vejez viruelas como un buen lanzador de faltas y penaltys (¡qué falta de cultura deportiva por Dios!) se encargará de homenajear a Raúl entregándose al capote con los colores de nuestra bandera. Bandera que siempre, y a pesar de la insistencia de nuestra sufrida “seño” del General Navarro, doña Loli Márquez, será siempre de tres colores: Roja, amarilla y roja. Y no sólo de dos, como inútilmente trataba de hacernos entender a nuestras tiernas molleras. Hace dos semanas coloqué de la mejor manera una bandera de España en mi terraza. Allí estará hasta que se caiga. Cuando acabe la Eurocopa llegarán las Olimpiadas, el 12 de octubre o el próximo mundial. Eso sin contar entre otros con Fernando Alonso, la selección de baloncesto o Rafa Nadal. Lo dicho, nos hemos acostumbrado a ganar, y si no al menos, a estar ahí. Es lo que tiene la fuerza de la costumbre.
Publicado en Diario HOY el 01/07/2012