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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

Evolución

 

Enrique Falcó. Pionero en usar Internet

Internet es una herramienta que evoluciona constantemente

Internet es una herramienta que evoluciona constantemente

 

Desde principio de los noventa siempre estuve familiarizado con el término “Internet”. ¡Qué no me pillaba de nuevas vamos! Era conocedor de que aquello de “La Red” significaba algo así como una especie de realidad virtual, casi ciencia ficción, que entre otras cosas y gracias al ordenador (que ya poco tenían que ver con los viejos Spectrum) permitía publicar tus propias páginas (las actuales web o blogs) para gusto de la concurrencia digital, consultar las de los demás o incluso conversar (chatear) con otros navegantes que podían encontrarse a muchos kilómetros de distancia. Mi íntimo Adolfo Campini, gran pionero digital, ya me mostraba entonces sus primeras creaciones, dedicadas a sus amigos, a sus grupos musicales favoritos o a los deportistas que más admiraba. Amparados en la importancia que Adolfo Campini le otorgaba a Internet, nuestro grupo musical, los añorados “Left Brothers“, fuimos con diferencia de las primeras formaciones nacionales que contaron con su propia web, y que entre fotos e informaciones diversas, ofrecía a los usuarios sus propias canciones en el entonces moderno sistema Midi. Personalmente todo aquello me hacía mucha gracia, me gustaba y me parecía muy divertido, pero seguía considerándolo algo anecdótico, casi un divertimento infantil e inocente, sin llegar a entender muy bien la realidad de su funcionamiento. Reconozco que ni por asomo llegué a sospechar que aquella entretenida herramienta cambiaría para siempre el incierto siglo XXI que acechaba impaciente. Parece increíble recordar, cómo tras más de una hora marcando el número de mi amigo desde el típico teléfono góndola rojo de telefónica de toda la vida, la línea no me devolviera más que ruidos muy desconocidos hasta entonces y sumamente extraños.

 

¿Quien no ha tenido alguna vez este teléfono en casa?

¿Quien no ha tenido alguna vez este teléfono en casa?

 

-“Perdona”- se disculpaba cuando por fin conseguíamos comunicarnos- “es que estaba conectado a Internet”. ¡Qué raro me parecía que fuera necesario un teléfono! No los relacionaba en absoluto. Se me antojaba una mezcla entre futurista y cutre, como el enorme ventilador colgado del techo en la peli “Blade Runner”. Los años pasaban y cada vez se intuía con más fuerza la importancia de saber utilizar Internet, de la necesidad de convertirlo en algo cercano y habitual para todos. Cada vez más programas de televisión y radio, periódicos o diversas publicaciones se sumaban a una moda que parecía expandirse como pringosa mancha de aceite. En uno de mis primeros días en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación, mi amiga Leticia Antúnez (en la actualidad periodista de Canal Extremadura), que había sido compañera en el Instituto, me impartió generosamente en un día un cursillo acelerado que palió mi soberbia ignorancia. Me habló de los buscadores, de cómo utilizarlos para conseguir información y encontrar páginas sobre Tintín, Los Beatles o Los Planetas. Aquello fue algo parecido a ver el mar por primera vez. Me instruyó sobre los chats (nunca despertaron mi interés) y me descubrió una herramienta que cambiaría mi vida para siempre: El correo electrónico. Digamos que en ese momento comenzó mi carrera de articulista y entre otras cosas jamás volví a escribir ni enviar carta postal alguna. Desde entonces Internet sufre una constante evolución, hasta el punto de llegar a reinventarse cuando parece que no tiene más que ofrecer. ¡Llegaron por fin las tarifas planas! Nunca se me olvidará una aplicación informática que mi amigo Millán Vázquez, fundador de la Agencia FREAK (otro visionario) utilizaba para saber lo que estaba costándole cada segundo navegar por la Red. Aquello iba más deprisa que el taxímetro de mi amigo José Carlos García Márquez (El mejor taxista de Badajoz). Irrumpieron mejores conexiones mucho más rápidas, las ADSL, los programas de intercambio de archivos, luego las redes sociales, youtube, el Streaming… en definitiva, el Internet que hoy casi todos conocemos.

Internet sumó a su capacidad de comunicación e información un sin fin de nuevas posibilidades que lo convierten en una ventana continuamente abierta hacia la cultura y en una constante fuente de ocio. Como en cualquier evolución cultural, no existe un punto antes del cual no se produzcan luchas, o un pequeño paso atrás. Algo parecido ocurrió el pasado 19 de Enero de 2012, con el repentino cierre de Megaupload por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Millones de personas que hacían un uso legítimo de los servicios del sitio web de alojamiento de archivos se han visto perjudicados. Y así, con la excusa de la vulneración de los derechos de autor y Copyright, el FBI ha causado daños incalculables, muy superiores al beneficio que se pretendía acabando con el gigante negocio de Kim Dotcom, quien ya ha manifestado a través de su Twitter que tras la no aprobación del acuerdo de antipiratería ACTA, Megaupload volverá “Más grande, mejor y más rápido”.

 

Algunos esperamos impacientes el regreso de Megaupload

Algunos esperamos impacientes el regreso de Megaupload

 

La esperada noticia, que algunos consumidores ansiábamos como agua de Mayo se presenta en un momento cumbre en el que muchos nos planteábamos seguir manteniendo nuestras ADSL o fibras ópticas. El cierre de Megaupload se convirtió desde el primer momento en un despropósito y un atentado contra la libertad de Internet, el único medio realmente libre que nos queda. Tras los intereses políticos se buscaba controlar el medio al antojo de los más poderosos, pero Internet evoluciona, y la evolución es imparable, y más con la libertad como bandera. Quizás haya que plantearse alguna serie de cambios, pues está claro que hay que proteger los derechos de autor, así como la propiedad intelectual, y que no podemos seguir disfrutando del trabajo de otros sin que estos obtengan algún beneficio, pues si no estaríamos condenados a la desaparición del mundo tal y como lo conocemos hoy. Pero existen millones de posibilidades a explotar, y no necesariamente hay que cargar el mayor peso contra los consumidores. De momento, el millonario Kim Dotcom, en libertad bajo fianza a la espera de su extradición en agosto a los EEUU, vuelve con sed de venganza. Por lo visto, Megabox, un nuevo servicio de música que ofrecerá espacio ilimitado y gratuito, promete llevar por la calle de la amargura a las discográficas, a quienes desde hace varios años se les acabó el chollo de vivir a lo grande a cambio de chupar las venas de sus estrellas musicales. Con su nuevo servicio, Dotcom vaticina la necesaria independencia de los artistas de la dictadura de las discográficas, quienes se verán abocadas a evolucionar, a reinventarse, si quieren seguir subsistiendo. Ya sé que muchos de ustedes estará pensando que la venganza es un plato que se sirve frío, pero qué quieren que les diga, en la evolución natural de las cosas solo sobreviven aquellos que ostentan la capacidad de adaptarse mejor y más rápido, y no podemos negar que en todo proceso de tan complicada índole, la sangre siempre ha jugado un papel de considerable importancia.

 

 

Publicado en Diario HOY el 08/06/2012

Don de LOCH LOMOND

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