Aun así, aunque solo sea para mirar, no tardaré en dejarme caer por allí. Hay mucho agogero últimamente dispuesto a tirar por tierra la ilusión de los ciudadanos, y la verdad es que bueno, tampoco nos íbamos a morir los pacenses si no dispusiéramos de este gran Centro Comercial. Pero creo que iba siendo hora que Badajoz, una ciudad con una población de unos 150.000 habitantes, disfrutara de un espacio de ocio y consumo así. Prácticamente todo con el que hablo está encantado y es muy seguro que también agrade los ojos a mi menda lerenda cuando pasee el palmito por allí. Lo que es bueno para mi ciudad es bueno para mí.
Algo está cambiando en esta capital, en este barrio de al otro lado del río Guadiana, e incluso en el corazón de sus gentes, y francamente opino que para bien. Que el diablo les haga tragar la barba a los agoreros que reniegan del progreso de esta ciudad, allá ellos con sus reservas y catetas penalidades. Quien no es capaz de mirar hacia adelante corre el riesgo de quedar aislado en su propia miseria. “Yo aun diría más mi querido Hernández: Quien aislado corre en su miseria no es capaz de volver a mirar”. Perdón… Un poco más hacia el oeste. Esta es mi opinión y yo la comparto.