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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

Reinventarse y subsistir

 

Enrique Falcó. En renovación continua.

Madonna mostrando su

¡Qué gracia (que no qué Grecia) me hace escuchar lo de Madonna! Haga lo que haga, ya sea musicalmente o en su vida privada, y especialmente a la hora de interpretar en vivo sus canciones, los enteradillos y críticos de turno se empeñan en hacernos creer que  la intérprete del Like a Virgin se ha “reinventado a sí misma”. Muy especialmente estas inconclusas afirmaciones se dan cuando la otrora reina del pop se empeña en mostrar a la concurrencia un pecho, las posaderas, o soltar cualquier estupidez por tamaña bocaza. Si de eso se trata, de enseñar el culo, tengo un buen amigo al que le dio en su época de adolescente por “reinventarse” casi a diario, obsequiando con memorables “calvos” a todo aquel con quien no guardara una relación cordial. Si nos ponemos así yo me “reinvento” cada tarde antes de ir al trabajo, ¡no te joroba!, cuando con el pelo aun sin secar acudo a toda castaña hasta mi puesto de trabajo con la ventanilla del coche bajada, obteniendo como resultado dudosos y desiguales peinados con el viento como cómplice. “¿Y esos pelos?” – Me preguntan mis jefes anonadados. “Ya ves” respondo haciéndome el interesante – “Reinventándome… como Madonna”.

Panorámica de las obras del Centro Comercial El Faro del Guadiana

Panorámica de las obras del Centro Comercial El Faro del Guadiana

Esto de reinventarse es muchísimo más serio de lo que parece, y muy necesario, y más en los difíciles tiempos que corren. Algunos lo llaman reciclarse, o renovarse. Yo prefiero llamarlo sencillamente buscarse la vida. Hace algunos domingos, les narraba con nostalgia lo importante que fueron para los treintañeros de hoy en día aquellos viejos recreativos a los que acudíamos raudos para divertirnos a base de monedas de cinco duros. Aquellas salas de máquinas supusieron un próspero negocio para muchos empresarios, pero los tiempos cambian, y las modas, y los avances tecnológicos se nos manifiestan de muy diferentes maneras. Quienes no supieron reinventarse acabaron cerrando sus recreativos. Mientras, aquellos que en lugar de negar la evidencia atisbaron que los tiempos estaban cambiando, decidieron renovar sus negocios convirtiéndolos en los popularmente llamados “Ciber”. Esa nueva especie de recreativos que permitía jugar por ordenador online y acceder a Internet también supusieron durante años un buen negocio. Las conexiones a Internet eran muy caras, y muy lentas. En cuanto comenzaron a ser accesibles y la velocidad aumentó considerablemente pocos decidían salir ya de sus casa para acudir a los casi ya también extintos “ciber”. Este ejemplo podemos trasladarlo a otros muchos negocios que han sufrido grandes cambios en los últimos años, como la telefonía móvil o la informática en general, donde la capacidad de los empresarios en reinventarse y adaptarse ha sido tónica imprescindible para poder prosperar.

Alfredo y Totó de la inolvidable

Uno de mis personajes favoritos, el bondadoso “Alfredo” de la hermosa obra cinematográfica “Cinema Paradiso” insistía en que el progreso siempre llega tarde. Y posiblemente tenga razón. Tarde, pero llega, como la justicia en muchas ocasiones, y además es imparable. Y en nuestra región también. Sin ir más lejos, en Badajoz se habla mucho últimamente del nuevo Centro Comercial El Faro, que se emplaza en la zona fronteriza de Caya. Uno de los más importantes proyectos comerciales de Extremadura, que ayudará a dinamizar el comercio y ofrecerá alrededor de dos mil puestos de trabajo. No voy a entrar a valorar como será ese supuesto “maná” caído del cielo en forma de trabajo para la región, pues las cosas no son siempre tan bonitas como parecen, pero es irrefutable que será positivo de una u otra manera para la economía de los extremeños. Las expectativas de muchos ciudadanos chocan con las lógicas preocupaciones de los pequeños comerciantes pacenses, quienes se preguntan cómo poder competir contra el implacable monstruo que amenaza con empezar a funcionar en septiembre de este mismo año. Algunos piensan que la clientela llegada del país vecino ya no se preocupará en adentrase hacia el interior de la ciudad en detrimento de las pequeñas tiendas del centro y aledaños, algo que parece previsible, por lo que ya hay quienes en lugar de tirar la toalla y lamentarse, se preocupan en idear nuevas fórmulas para conseguir que el nuevo centro comercial no trascienda como un enemigo, sino como un aliado que puede actuar como reclamo de una gran clientela si se trabaja con eficiencia. Se barajan distintas posibilidades, como la de organizar actos culturales o deportivos que animen a los consumidores a adentrarse en la ciudad. También existe la ocasión de hacerse con un local en el nuevo espacio, que suponga una sucursal o extensión del negocio. Cualquier idea será mejor que la de quedarse con los brazos cruzados lamentándose y a verlas venir. Quienes sepan reinventarse resistirán, o subsistirán, que con la que tenemos encima es lo que nos toca y lo que manda, más ahora que nunca, ya que el refranero popular, que como buen refranero popular no se casa con nadie, asegura que el hambre (en este caso sería la necesidad) agudiza el ingenio. Hasta donde llegan mis recuerdos, en Badajoz siempre se levantaron voces de protesta contra Pryca y Continente en su día, y no digamos contra El Corte Inglés. A la larga todos ganamos. Seguro que en Cáceres la construcción del futuro Corte Inglés también supondrá un beneficio para ciudadanos y comerciantes. Y esto es aplicable para todos. Ya lo saben amigos, reinventarse y subsistir. No permitamos que algo tan importante como el progreso y el crecimiento nos arrastre como aquel camarón del dicho que se duerme y se lo lleva la corriente. No confundir con el gran Camarón, quien por cierto también trató de reinventarse (acuérdense de ese “volando voy… que tanto defraudó e indignó a los más puritanos) y le salió un poco rana la verdad, pero al menos lo intentó. Aquí, por mucho que nos vengan con la milonga, los únicos que se reinventaban eran Los Beatles, y no sólo en cada nuevo disco, sino casi en cada nueva canción. ¡Y que se atreva mi amigo “el poeta” Ángel Manuel Gómez Espada, a insistir en lo contrario, tan reticente él a los 4 de Liverpool en favor de sus contemporáneos Rolling Stones. ¡Reinventarse y subsistir! ¡Mil Rayos! Y sálvese quien pueda… o como dice “el poeta”. ¡Sálvese quien quiera! Quien quiera reinventarse claro… y subsistir.

Publicado en Diario HOY el 17/06/2012

Don de LOCH LOMOND

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