Ayer padecimos un día de lo más desagradable. Aire, frío, lluvia… Sin embargo mi menda gozó de un buen humor envidiable, y eso, siendo la pasada jornada lunes, ya es decir mucho. Pues el motivo de mi buen humor se debió sobre todo a que ayer descansé estupendamente. Ya les he hablado en alguna otra ocasión de la importancia que otorgo al necesario descanso, y al extraordinario y mágico viaje por el siempre fascinante mundo de los sueños, tan maravillosos y necesarios como el comer.

http://www.hoy.es/v/20100718/opinion/vida-sueno-20100718.html

Cuando dormimos plácidamente, en pos del merecido descanso, nuestro cuerpo experimenta algo parecido a una desintoxicación siniestra, una purga de maldad, de todo lo negativo que habita dentro de nosotros. Para tal fin es necesario acertar con la postura correcta en el catre, lugar donde habitamos e incluso cohabitamos gran parte de nuestra vida.

Es sin lugar a dudas, al descansar satisfactoriamente, cuando podemos llegar a ser mejores personas, y el menda, para dormir y descansar mejor, tiene una postura que no le falla nunca: Bocabajo, tal y como reza en el título de este post de hoy. Dormir boca abajo, con las manos dentro de la almohada y el cuello semi- ladeado, me gusta más que comer alitas de pollo con las dos manos. Esta cómoda disposición en la cama, es la única que me permite un descanso pleno y confortable. Sin embargo, leí el otro día que no es postura ésta recomendada. Por lo visto los expertos insisten en que el cuello y la columna sufren más de lo deseable, además de la posibilidad real de que algunas de las extremidades superiores se queden dormidas aplastadas bajo el peso del resto del cuerpo.

¡Qué le vamos a hacer! Para un servidor dormir boca abajo babeando la almohada no sólo es recomendable, sino lo más parecido a obtener el pasaporte hacia ese maravilloso lugar llamado felicidad. Piensen en ello si aún no encontraron su postura idónea para dormir. Igual, el remedio para la cura de su malhumor está más cerca de lo que ustedes creen. Yo ya hace mucho tiempo que hallé la total felicidad entre placeres sencillos.