“Espera ponte así… no, no por favor… un momento… No… Mejor date la vuelta, a ver si dándome la vuelta yo y cogiéndotela de aquí… si, así, ¡ahora! ni se te ocurra pararte ahora por Dios, sigue, sigue, un poco más rápido… no me vengas ahora con eso de que esta es la primera vez que ya nos conocemos Paco.
¡A ver si vas a ser tu más inútil que el resto de la humanidad! Agarra, sí muy bien, ahora suéltalo ¡No tan fuerte por Dios! ¿Pero en que narices estás pensando? ¡Que me estoy haciendo daño!
Yo no sé si estamos haciendo bien Paco, a nuestra edad esto puede resultar… como te diría, incluso peligroso, ya no somos unos niños, y cualquier mala postura ya se sabe…pero no, no pares que ahora está genial, sigue así, un poco más, un poquito más adentro, pero sin pasarte por Dios, no seas burro… va a ser un milagro que podamos volverlo a intentar.
Donde vas que ahí no es. ¡Parece mentira que seas hombre! ¡Hay que ver lo mal que se te da esto! Prefiero mil veces hacerlo con el vecino. El es muchísimo más prudente, más suave y más habilidoso, si tu no estás a la altura tendré que pedírselo a él, y no me vengas luego con los celos. Que sí que sí, que la experiencia es un grado, pero para esto también hace falta juventud Paco, no me lo niegues, que ya no tienes 20 años. Pero hijo tampoco te lo tomes así, le puede pasar a cualquiera, y es inútil estar aquí tanto tiempo pensando que sí y luego nada de nada.
Tranquilo hijo, que no por eso voy a pensar que eres menos hombre, que os ocurre a todos, lo que pasa es que, como sois unos gallitos y os creéis que sois los puñeteros amos cuando se trata de estas cosas, pues claro, pasa lo que pasa.
¡Mira Paco, sabes lo que te digo, que espero que no nos pongan al final el IKEA en Badajoz, porque es que no vuelvo a montar un puñetero mueble más contigo!”