La primera vez que escuché el insulto que reza como título en el post de hoy me pareció una palabrota realmente grave y malsonante. Tendría 6 ó 7 años, y al igual que hoy me encontraba enfermo. En vez de ir a clase me dí el gustazo de quedarme calentito en mi cama, bebiendo zumos, con un cómic de Tintín como compañía, y nada menos que con uno de los grandes: “El Cangrejo de las Pinzas de Oro” donde descubrí por primera vez al viejo Capitán Haddock, que aunque no era más que una caricatura del grandísimo e importante personaje en que se convertiría posteriormente, presentaba ya esa lista interminable de insultos, tan rimbombantes y divertidos.
Como narraba al principio, fue en ese cómic donde escuché el insulto “hijo de perra rabiosa” y se lo escupieron a Tintín, que andaba disfrazado de mendigo en las calles de “Bagghar” el gran puerto de la costa marroquí. Tintín intentó colarse en el interior de la tapadera donde tenían retenido al pobre Capitán, y al ser descubierto, al tomarlo por un vulgar mendigo, le “invitaron” a marcharse dedicándole tan sonoro insulto.
Tintín y el viejo Capitán Haddock en problemas en el desierto en su primera aventura juntos: El Cangrejo de las pinzas de oro.
Este exabrupto hoy, tantísimos años después, me sabe a poco, y ni siquiera entre todos los del Capitán encontraría alguno que hiciera justicia al mal nacido que deambula por las calles de nuestra ciudad (Badajoz, supuestamente) torturando perros y colgando videos de las salvajadas a los que los somete en Internet.
“Hijo de perra rabiosa” se me antoja tan inocente… y además no quiero insultar la memoria del pobre “Schnauzi” que aunque era de verdad un perro, hijo de una perra, en sus ojos se encuentran más restos de humanidad que en el maldito cobarde asesino que le arrebató la vida torturándolo lenta y cruelmente.
Espero que hallen cuanto antes a esa bestia, a esa rata de cloaca asesina. A veces pienso “¡Como me gustaría que no fuera precisamente la policía quien primero diera con él!”. ¡Ustedes ya me entienden! Pero no quiero parecerme ni en pensamiento a semejante inhumano.
Ni siquiera he tenido intención de visionar el video que el maldito loco colgó en la red, pues casi no he podido leer siquiera entera la noticia, con esos detalles tan escalofriantes.
Mas me gustaría que donde “Schnauzi” haya derramado sangre brotaran flores, unas flores enormes y vivas, de un color rojo y sangre, y obligaran al asesino a mirarlas, día tras día, en plan “La Naranja Mecánica”, que no pudiera ni parpadear, hasta que se volviera aún más loco, pues sabría que de alguna u otra manera, esas flores no serían más que el último aliento del pobre “Schnauzi” aferrándose con fuerza a la vida.