Aunque a algunos les pueda parecer terrible, mi menda ayer estaba con Raúl. Y celebró el pase de su equipo, el Schalke 04, con un buen copazo de LOCH LOMOND (nobleza obliga). Sí, lo sé, el Valencia es un equipo español, y cuanto menos habría que apoyarle cuando su adversario es un Club alemán, pero hay ciertas cosas que me pueden, y Raúl es una de ellas.
Ya escribí sobre el 7 blanco hace algunos meses, cuando me enteré que dejaba huérfano de leyenda viva al Real Madrid. Muchos conocen de mi devoción por el, y entonces, como Valdano, le otorgué un 7, en casi todo
Raúl no se rinde, pues siempre fue la entrega, junto con su innegable olfato de gol, la más aclamada de sus virtudes. El de ayer podía haber sido el último partido de Raúl en Champions, “su” competición, pues a pesar del año de contrato que le resta, la irregular campaña del equipo alemán en la Bundesliga hace impensable que vaya a clasificarse para el año que viene. Ayer superó en partidos nada menos que al extraordinario Paolo Maldini (le pese a quien le pese el mejor defensa de la historia), quien se retiró, no lo olvidemos, con más de 40 años.
Quizás no fuera su mejor partido, no pudo seguir sumando goles para avivar aún más su leyenda de máximo goleador de la historia de