Enrique Falcó. Tintinólogo
“Tiemblo pensando en la futura adaptación de las aventuras de mi querido Tintín, pero les prometo que acudiré al estreno de la película con la mente más abierta que de costumbre”.
Estas palabras las dejó escrita mi menda el 28 de Agosto de 2010, en el artículo “Leyendo películas” publicado en este mismo diario. Más de un año después puede decirse que quien suscribe ha cumplido su palabra con creces, aunque afortunadamente no me ha hecho falta abrir la mente más de lo necesario.
La impresionante película que Steven Spielberg y Peter Jackson se han sacado de la manga es un formidable ejercicio de acción, aventuras y excelentes efectos especiales que honran la memoria de la obra de Hergé, y de paso demuestran a sus colegas del mundo del celuloide, que existe la posibilidad de producir películas basadas en personajes de cómics sin la necesidad de traicionar los ideales del autor.
Tintín, tras los fiascos de antaño, necesitaba por fin una película a la altura de la grandeza de su personaje. ¡Ya era hora de que una de las películas más esperada por niños, adultos y ancianos se ajustara a las expectativas deseadas para con uno de los héroes del cómic más universales de la historia!
Más vale tarde que nunca, sobre todo si tarde significa una espectacular producción que incluso en el siglo XXI convertirá en aún más popular a un personaje que no puede ser más famoso.
El pasado viernes, al acudir al estreno de “El secreto del Unicornio”, la primera de las tres películas que el dúo Spielberg-Jackson (Tanto monta monta tanto) pretenden realizar si la taquilla otorga su consentimiento, en los momentos previos, sentí un cosquilleo en el estómago que no experimentaba desde que a los 12 años asistí en el viejo Cine Menacho de Badajoz al estreno de “Las Tortugas Ninja”.
Desde los créditos iniciales el trepidante ritmo de las increíbles imágenes apenas te permite parpadear, a sabiendas de que corres el peligro de perderte cualquier detalle importante. Yo no sé si a ustedes les pasará lo mismo, pero en mi cabeza los personajes de cómic hablan de una manera especial, muy particular, y cuentan con voces muy peculiares, las cuales suelen decepcionarme en las adaptaciones cinematográficas.
Es éste uno de los primeros elementos mágicos que se pierden y con los que inevitablemente surge el descontento. Al menos en esta ocasión, el doblaje al castellano es excelente. Por fin no cuenta Tintín con esa vocecita lastimera y frágil de la famosa serie de dibujos de mi niñez. Tintín posee en la película ni más ni menos que la voz de una persona mayor, porque aunque sea joven y de rostro aniñado, Tintín no deja de ser un adulto.
Muchos consideran que el joven reportero es un adolescente, o que apenas cuenta con 20 años, y eso es realmente imposible. El hecho de que desde sus primeras aventuras ya sea un periodista de reconocido prestigio le imposibilita contar con menos de “veintimuchos años”. En mi cabeza siempre estuvo Tintín más cercano a los 30 que a la veintena. Sin embargo al cascarrabias y alcoholizado Capitán Haddock, no le restaría menos de 50 primaveras.
Se echa de menos en la película escuchar los pensamientos de Milú y algún que otro insulto famoso del Capitán. No obstante las numerosas referencias al Loch Lomond cuentan como bien puedan imaginar con todas mi simpatías, al igual que se agradece la inesperada aparición del “Ruiseñor milanés” Bianca Castafiore, en un papel inventado a la medida para su lucimiento.
No considero que la música sea poco apropiada, me recuerda a la de películas de detectives de los años 40, en plan Alfred Hitchcock, pero echo de menos un tema central reconocible como los que John Williams ha prestado a Indiana Jones, Superman o Harry Potter entre otros.
Aun así “El secreto del Unicornio” de Spielberg no decepciona al gran público, niño o adulto, cuanto menos a los amantes del comic a pesar de las (por otra parte) necesarias licencias que se toma el director (y sus guionistas) para dotar de sentido a una historia que aunque esté narrada de manera diferente no deja de ser fiel a las aventuras del intrépido y valiente reportero, relegado en esta cinta a un papel secundario desde la aparición del “Capitán Haddock” a la media hora del comienzo del film, el verdadero protagonista junto a su abuelo, el Caballero “Francisco de Haddock”, y las contingencias de éste con el pirata “Rackham El rojo”.
Publicado en Diario HOY el 30/10/2011