El caballo le dice al vaquero que intercambien los papeles un rato.
Sorprendido, el vaquero le confiesa que desconocía que pudiera hablar.
El caballo no le da la menor importancia y se dispone a montarse a borriquito sobre la espalda del vaquero.
No me dolerá, ¿verdad?, pregunta el vaquero.
No seas pamplinoso, le espeta el caballo.
Y el vaquero, por supuesto, siente como la columna se le rompe y luego no siente nada.
En el noticiario no dicen nada de las habilidades del caballo y sí mucho de las deficientes dotes de jinete del vaquero, que, por las imágenes que muestra la unidad móvil, parece hasta sorprendido.