El hombre con las horas contadas no comete el error de perseguir a la mujer vestida para matar. El hombre con las horas contadas lo que hace es pasar de largo cuando la mujer vestida para matar le hace un gesto que significa llegó tu hora. Es posible que el hombre con las horas contadas no tropiece esta vez y se vaya de rositas. Aunque tropezará, qué duda cabe, en algún momento. La mujer vestida para matar, que no se caracteriza precisamente por su paciencia, quiere que lo haga inmediatamente. Que se tropiece. Por esta razón ha solicitado la ayuda del hombre que señala en la dirección opuesta para que el hombre con las horas contadas, al contradecir sus indicaciones, eso espera, se encuentre de frente con ella.