El muchacho sin estudios dotado de una capacidad organizativa nula se despide de su madre un 13 de abril con viento y lluvia y marejada en alta mar. Lo primero que hace el muchacho sin estudios dotado de una capacidad organizativa nula es pedir en el bar unos cuantos tercios mientras espera a la muchacha con estudios superiores de una innegable habilidad para contradecir hechos evidentes, contrastados y hasta irrefutables, que, ya lo habrán adivinado, linces, es también su chorba. El muchacho sin estudios dotado de una capacidad organizativa nula pero que siempre gana en el futbolín se ha propuesto invitar a la muchacha con estudios superiores dotada de una innegable habilidad para contradecir hechos evidentes, contrastados y hasta irrefutables a una pizza cuatro quesos en el local de la mujer que se está sacando el graduado escolar en el centro de adultos de su barrio. Las pizzas, promete el muchacho sin estudios dotado de una capacidad organizativa nula, son lo mejor que ha probado en años. Y la de cuatro quesos la que más. La muchacha con estudios superiores dotada de una innegable habilidad para contradecir hechos evidentes, contrastados y hasta irrefutables le advierte que las que hace su madre no se pueden comparar, a lo que el muchacho sin estudios dotado de una capacidad organizativa nula y un poco cabreado le dice que espere a probarlas primero, a lo que la m. c. e. s. d. d. u. i. h. p. c. h. e., c. y h. i. le suelta sin miramientos que no le hace falta probarlas, y el m. s. e. d. d. u. c. o. n., que prefiere dejarlo estar, le dice que lo cierto es que él no ha probado las de su madre y si la m. c. e. s. d. d. u. i. h. p. c. h. e., c. y h. i. lo dice, será por algo.